manos-dios-y-adan-capilla-sixtinaCuando nos encontramos con otra persona surge el gesto inmediato de extender el brazo y saludarnos tomándonos las manos. Ese saludo significa que le estamos brindando al otro algo de mucho valor, algo que ambos consideramos de suma importancia, y lo simbolizamos entregándole, una mano.

Las manos fueron fundamentales en la historia humana. El tamaño y la complejidad del cerebro se deben en gran parte, a la actividad desarrollada con las manos en los primeros períodos de la evolución, en los cuales tuvo un importante papel el dedo pulgar oponente. Permitió al hombre tomar objetos con facilidad y fabricar herramientas complejas, estimulando la creación de muchas interconexiones nerviosas, lo cual a su vez desencadenó otras actividades de mayor dificultad.

Otros cambios evolutivos permitieron a nuestros antecesores conquistar la posición erecta y mantener las manos libres para crear elementos variados y sin saberlo seguir estimulando asociaciones nerviosas que lo hicieron distinguirse entre otras especies.

La gran paradoja de la mano humana es que consiguió generar obras de arte extraordinarias y también ha permitido activar la bomba atómica de Hiroshima. La fuerza creativa o destructiva que está en ella es inconmensurable.

La gran estrella de los cinco dedos de la mano humana es, sin dudas, el pulgar. Sin pulgar según los antropólogos la mano retrocede sesenta millones de años en la evolución. Era el pulgar oponible lo que proporcionaba al hombre la facultad de tallar las herramientas de piedra, industria doméstica de la que recibió el nombre de Homo Habilis.

Y es la mano la que mediante un ensayado trazo estampa la firma que da validez y autenticidad a un documento. No olvidemos que las huellas dactilares son únicas, singulares y transportan la identidad en forma precisa. A su vez los quirománticos dicen que en las manos humanas se encuentran grabados el pasado, el futuro y las características propias de cada uno.

Y son las manos que pueden brindarnos la más maravillosa e inolvidable experiencia sensual, como tan genialmente nos regala la película El amante, dirigida por Jean-Jacques Annaud y basada en la novela de Marguerite Duras. La escena nos comparte un diálogo de manos que se entrelazan con la fuerza de la pasión y la sutileza de un amor sin palabras. https://youtu.be/R9DhqISVFiU

Y la articulación más pequeña de mi mano, avergüenza a las máquinas… nos decía con razón Walt Whitman en Hojas de Hierba.

Por ello, así como la palabra, las manos son las herramientas para un lenguaje gestual valioso, antiguo y que nos conecta con áreas muy profundas de nuestra identidad.

Más allá de todo lo dicho, qué felices somos cuando encontramos una mano amiga. La mía está siempre extendida.

Hasta la semana próxima.