Foto por Andy Beales

No hace mucho tiempo, todavía se asociaba seguridad con empleo. En mi época de estudiante, los padres de mis compañeros les recomendaban terminar sus estudios secundarios, entrar en alguna empresa sólida y hacer carrera. La otra opción era obtener un empleo en el sector público, donde las vacantes solían  pasar de padres a hijos.

Tal vez porque mi padre era un emprendedor y mi madre una artista, me transmitieron otros mensajes y ejemplos.

En general, aquellos que lograban alcanzar ciclos terciarios o universitarios, también lo hacían mirando hacia un futuro promisorio generado por la estabilidad del empleo.

No es necesario explicar que no existe empleo seguro y que se trata de una proyección fantasiosa de estabilidad generada en caducos paradigmas culturales. La realidad va mostrando la fragilidad de esta creencia de seguridad, que va siendo reemplazada por nuevas tendencias y expectativas sociales.

Palabras tales como start-ups, emprendedorismo o inversores ángeles expresan ideas que ya predominan en el mercado y buscan hacer que los procesos complicados sean más fáciles de realizar. Son emprendimientos generados por mentalidades y personas más libres, que se enfocan en diferentes temas y usos. Generalmente, el espíritu de esas empresas está asociado a la innovación, al desarrollo de tecnologías, al medio ambiente, al diseño o desarrollo web.

Están presentes la valoración de la diversidad étnica, cultural y sexual y el culto a lo diferente en gustos y tendencias. Se busca globalizar el conocimiento y su constante intercambio, como forma de ampliarlo.

En este formato de trabajo es preciso fortalecer a los equipos y que los líderes estén más próximos a sus liderados. Hay constantes intercambios de roles y se entiende a las personas como seres integrales con necesidades diversas que deben ser atendidas. Se comparten responsabilidades y logros. Los comités son reemplazados por encargados de tareas que buscan sus colaboradores estableciendo relaciones más horizontales y flexibles.

Paralelamente, como consecuencia de la reacción que produce la acción, sectores sociales temerosos al proceso que avanza con notable velocidad, intentan oponerse de distintas maneras, demorándolo y trabajando para dividir e impedir.

En su libro Crear o morir, Andrés Oppenheimer entrevista a Vivek Wadhwa, Vicepresidente de Innovación de Singularity University en Silicon Valley. Ante la  pregunta ¿cuál es el secreto de este lugar?, la respuesta es clara: la gente. Silicon Valley no tiene que ver con el gobierno, ni con la política, ni con incentivos económicos, ni con parques científicos que requieren grandes sumas de dinero y no sirven para nada. El secreto es la unión de personas que se integra en la diversidad para compartir talentos y desarrollar la creatividad.

Siento que estamos parados en una tabla de surf, empujados por una ola de grandes cambios. El antiguo concepto de empleo seguro ya no nos sirve. La actualización y la capacidad de adaptación serán necesidades primordiales.

Es sabido que ya existen tecnologías que revolucionarán el mercado y modificarán las líneas de producción, que están siendo demoradas por el simple motivo de que no se sabe cómo reducir el impacto sobre grandes cantidades de personas ocupadas en producir bienes y servicios, que podrían ser reemplazadas por tecnologías más baratas y seguras. Por ejemplo, vehículos ya probados que no requieren de conductores, con computadoras que reemplazarían a los actuales choferes. Las impresoras 3D multi-materiales que en breve permitirán construir productos a bajo costo y directamente, desde el dueño de la patente al consumidor. Existen muchos ejemplos de tecnologías que comenzarán a ingresar al mercado generando inevitables adaptaciones para las cuales debemos estar preparados.

Mi sensación es muy positiva y refuerza mi optimista expectativa hacia oportunidades de cambio profundas en una sociedad que, naturalmente, tiende a evolucionar hacia una vida más libre, creativa y humana. Sin embargo surgirán los representantes del “lado oscuro de la fuerza”, como en la saga Star Wars, que prefieren los muros a los puentes.

¡Hasta la próxima semana!