Durante mi visita en Porto Alegre

El pasado fin de semana estuve en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, invitado para dar cursos y disertaciones sobre varios temas. Regresé muy contento por el número de personas que participaron de las actividades y, en especial, la gran cantidad de jóvenes interesados en la superación personal, la calidad de vida y principalmente en la concentración, meditación y autoconocimiento, temática de uno de los cursos.

Una vez más pude comprobar el creciente interés de los jóvenes por obtener herramientas para saber con más certeza quiénes son, elegir mejor, salir de los condicionamientos y paradigmas limitantes y avanzar hacia una vida más libre y creativa.

Aspiran a vivir en una sociedad donde la aceptación de las diferencias esté más presente. Para lograrlo, reconocen la necesidad de ejercitar elecciones que configurarán la filosofía de vida de cada uno.

En este último viaje mantuve diálogos con jóvenes inteligentes, sensibles y encantadores, que desean fervientemente y con la pasión propia de su edad, desarrollarse y crecer como individuos sin perder la solidaridad con los demás y manifestando, entre otras cosas, interés por la ecología, el medio ambiente, el planeta, el sufrimiento de los animales y una alimentación más inteligente.

“Queremos construir otra ética social, sin hipocresías, sin mentiras, sin egoísmos”, me decía un joven de apenas diecinueve años con expresión seria.

Al subir al avión para iniciar mi retorno a Buenos Aires, me senté al lado de otro joven que también regresaba a mi ciudad. Extrovertido, alegre y cargado de entusiasmo, rápidamente inició una interesante conversación, contándome que había participado de un encuentro internacional de jóvenes emprendedores. El diálogo me siguió confirmando que, como él, hay muchos deseosos de generar nuevas opciones, salir de la parálisis paradigmática y avanzar con otra lógica de comportamiento.

Me contó que lidera un espacio de coworking junto a otros jóvenes, en el cual intercambian experiencias entre diferentes áreas de conocimiento, conectados por Internet con otros que viven en diversos países. A pesar de poseer costumbres diferentes, se sienten próximos para realizar emprendimientos en colaboración mutua y coinciden en hacer negocios preservando los valores éticos.

Ante su curiosidad, le expliqué de qué se trata DeRose Method, sus técnicas, y además enfaticé cómo, en coincidencia con su enfoque, en nuestra Red de escuelas las relaciones humanas y el comportamiento son valores fundamentales.

Se interesó más y me atacó por todos los flancos con la más variada y creativa gama de preguntas. Su mayor curiosidad se orientaba a la meditación. Demostró sorpresa al saber que se trata de un proceso técnico. Una herramienta para el Autoconocimiento y el desarrollo de la intuición, sin misticismo ni espiritualismo. Especialmente, quería saber si era algo que podía ser usado en la vida diaria, si tenía un sentido de aplicación práctica.

Al recibir mi respuesta afirmativa y saber que ejecutivos, profesionales, deportistas y estudiantes utilizan esta herramienta en sus vidas mejorando resultados y calidad de vida, manifestó un sincero interés y me solicitó una tarjeta personal.

Antes de bajar del avión le disparé una última pregunta: ¿por qué te interesa practicar meditación? Con una sonrisa me respondió: me interesa el Autoconocimiento, porque si sé quién soy podré comprender más a los demás, seré mejor y obtendré más resultados…

Me despedí y bajé feliz, confiando en los jóvenes y en el porvenir de Emilia, mi nietita, que está preparándose para nacer en estos días …

¡Hasta la próxima semana!