Foto por Ryoji Iwata

Hay total coincidencia en que existe una crisis de liderazgo mundial, debido entre otros factores al momento volátil, ambiguo y cambiante que estamos viviendo.

No es fácil encontrar líderes conscientes de sí mismos y de su entorno, comprometidos con lo que realizan, con una elevada capacidad de resiliencia, solidarios para compartir conocimientos, que posean sentido de misión y deseos genuinos de contribuir con el desarrollo de los demás.

Nada de eso es posible si ese líder no trabaja sobre sí mismo para obtener flexibilidad, capacidad de adaptación y autoconocimiento. Todos lideramos en coincidencia con el estado en que estamos. En ese trabajo diario de construcción humana, debe ocupar un espacio importante la comprensión de la relación fecunda que hay entre felicidad, liderazgo y resultados.

Sin embargo, el estrés, la falta de motivación e incluso un cierto grado de angustia existencial por no encontrar el sentido del esfuerzo cotidiano están presentes en la sociedad, afectando en gran medida a los que ocupan responsabilidades mayores.

¿Qué podemos hacer? Para comenzar, es bueno entender que somos seres multidimensionales, que estamos encapsulados en tres dimensiones y vemos el mundo y sus fenómenos desde las limitadas dos dimensiones. Cuando vamos a ver una película proyectada en tres dimensiones, debemos recurrir a anteojos especiales que nos permiten ingresar visualmente a los fenómenos producidos por la proyección del film.

Existimos y nos proyectamos en este mundo tridimensional, sin ser conscientes de ello. Saber esto implica empezar a reconocer nuestras habilidades y sorprendernos ante el descubrimiento de que tenemos talentos y capacidades que no desarrollamos y, como consecuencia, no utilizamos en nuestro favor.

Esto nos lleva a entender que el primer cuidado para lograr nuestros objetivos es trabajar sobre nosotros mismos. Esta responsabilidad es el primer paso para hacer un mundo mejor. Sugiero empezar por conocernos más, saber el momento en que estamos y los recursos que estamos usando. No aprovechamos todos nuestros poderes, ya sea por falta de entrenamiento o porque simplemente la realidad es que se vive viviendo. No paramos un instante para ubicarnos en la cabina de mando, autoestudiarnos y, así, fortalecer la toma de decisiones estratégicas.

Si queremos buenos resultados debemos entrenar nuestro cuerpo físico, desarrollar más energía, reeducarnos para administrar nuestras emociones y generar buenas relaciones humanas evitando conflictos, fortalecer el buen funcionamiento de nuestra mente y, de esta forma, concentrarnos más y conquistar el estado de meditación o intuición lineal. Una de las herramientas más antiguas y útiles para favorecer la evolución humana.

Insisto en que nuestra condición de seres multidimensionales requiere entrenamientos integrales y no unilaterales. Somos un conjunto de elementos que, como una orquesta sinfónica, requieren trabajar en sintonía. Y todos son igualmente valiosos.

Esta es una recomendación para todas las personas, pero en el caso específico de los que tienen la responsabilidad de liderar grupos, es imprescindible. El Autoconocimiento es una necesidad que ya llegó.

Hasta la próxima semana