Foto por Bia Andrade

La idea de que las personas son prescindibles en la era de la transformación digital, constituye una equivocación. Por el contrario, el avance tecnológico va acompañado de un aumento en la interacción entre las personas. Son ellas las que impulsan la transformación, intercambiando ideas y entrelazando diferentes visiones y culturas, que generan nuevos procesos y realidades.

Esta integración es necesaria en todas las estructuras sociales para obtener mayor creatividad, resultados positivos y relaciones humanas agradables y fecundas.

Para ello, en las organizaciones, la tendencia actual es cuidar a las personas, jerarquizarlas y lograr que la tecnología favorezca la humanización del grupo y no lo contrario.

Es fundamental que los integrantes de los grupos tengan una visión clara e integral de todo el proceso. Ningún nodo debe estar desconectado del proceso completo.

Corresponde a los líderes realizar una tarea docente, haciendo saber a todos la importancia de su trabajo en el proceso estratégico total y su incidencia en los resultados. La información debe compartirse, circular entre los integrantes. Un flujo de información que no se detenga y, con su actualización y mejora permanente, favorezca la incorporación de ideas al proceso.

Considero que todos los comportamientos que se observan en Internet son reflejo de lo que pasa en la sociedad, y viceversa. El actual paradigma de intercambiar información y compartir experiencias es parte de la transformación e implica un cambio cultural que nadie puede desconocer, especialmente los que tienen responsabilidades de conducción.

Ignorar esta realidad generará el futuro que Borges definió con sarcasmo diciendo: tenemos un hermoso pasado por delante.

Hasta la semana próxima.