Foto por: Mike Meyers

En los años que llevo desempeñando funciones de liderazgo, pasé por distintas organizaciones. En la mayoría de estos grupos sociales se utilizan códigos y normas muy diferentes de las que actualmente utilizo.

La experiencia, los años vividos y el Método que incorporé, me llevaron a reflexionar sobre la capacidad para comunicarnos con las demás personas. Comencé a preguntarme si sabríamos expresar lo que verdaderamente deseamos decir, si lograríamos poner nuestro mensaje en palabras claras y comprensibles. Y si tendríamos la capacidad de escuchar con objetividad, incluso lo que no nos agrada o nuestra fragilidad emocional nos impide aceptar.

Preguntas como estas –muchas de ellas retóricas– deseo compartirlas, para ayudar a obtener mejores resultados en el arte de comunicarnos.

Tengamos presente que la comunicación es uno de los ingredientes más importantes para hacer menos complicada nuestra vida. Matrimonios, familias, relaciones laborales, comunicadores/as sociales, políticos y prácticamente todas las actividades y personas están directamente bajo su influencia y dependen de ella.

Es posiblemente el mayor desafío que enfrentan quienes lideran en estos tiempos de adaptación y cambios. Uno de los errores más frecuentes es que se ocupan tanto de analizar, resolver problemas y coordinar acciones, que se olvidan de comunicar lo que está ocurriendo. Después se sorprenden porque sus comandados no adhieren fácilmente a las decisiones y planes adoptados.

A veces esto ocurre porque son personas que lideran con estilo “paternal” y al no confiar plenamente en la capacidad de sus equipos, optan por  hacerse cargo de todo. En otros casos, consideran una pérdida de tiempo informar, sin darse cuenta de que la incomunicación impide la fluidez de todo proceso y, como consecuencia, deriva en menor efectividad y mayor riesgo de errores.

Pero lo que más me importa destacar es la situación de los/as líderes que, aunque comunican, son poco creíbles. Existen algunos elementos para tener en cuenta como posibles causas de su escasa credibilidad:

El aspecto: apariencia, presencia física, vestimenta, aseo y lenguaje corporal.

El lenguaje: elección de las palabras, pronunciación, tono de voz.

La personalidad: autenticidad, sentido del humor, sencillez, carisma para abrir mentes y corazones.

El carácter: valores, integridad y un verdadero (lean esta palabra nuevamente: verdadero), interés en las personas como seres humanos.

La coherencia: autenticidad entre lo que se transmite y el historial de resultados logrados.

Los/as verdaderos líderes se convierten en la cara o conexión humana de una organización. Son los factores de conexión de las personas con los valores de ese grupo, empresa o corporación. Por lo tanto, la gran pregunta que debemos hacernos es: ¿actuamos de acuerdo con esos valores? ¿Logramos ser verdaderos/as comunicadores/as transparentes y portadores de nuestros más profundos ideales y valores? En otros términos, el principal respaldo de toda/o líder y comunicador/a es vivir en forma coherente con su mensaje. Ser personas honestas, éticas y verdaderas es una forma valiosa de conquistar autoridad. Esta actitud enaltece y hace crecer en forma individual y colectiva. Afirmarnos en estos principios es fundamental para nuestro presente y futuro.

¡Hasta la próxima semana!