Según afirman los estudiosos del tema, hasta el descubrimiento de Australia los habitantes del Viejo Mundo estaban firmemente convencidos de que todos los cisnes eran blancos. Fue suficiente la aparición de una de estas aves con otro color, para echar por tierra una afirmación que se había sostenido durante siglos.

Este ejemplo de una rareza ha sido tomado como analogía para explicar o, mejor dicho, tratar de entender situaciones que ocurren en forma imprevista, que nadie logró percibir con antelación y que son de una gran importancia por cómo influyen en el mundo. Hoy, la expresión cisne negro remite a un hecho que se caracteriza por ser imprevisto, raro y de fuerte impacto.

Este tipo de situaciones existen desde hace milenios, pero es indudable que en la dinámica de nuestros tiempos se aceleran vertiginosamente.

Ante esto me pregunto si es acertado invertir una gran carga de horas para generar análisis y proyecciones estratégicas a largo plazo, cuando generalmente los analistas se basan en datos que ya están pasados de tiempo y las propias personas que los realizan aplican modalidades y lógicas incorporadas en estudios realizados a veces en décadas anteriores. Hoy, analizar datos de uno o dos años de antigüedad me brinda la misma certeza que conversar con mi abuela (si viviera) sobre los últimos adelantos tecnológicos.

Pienso que sería mucho más efectivo desarrollar una mayor capacidad de adaptación a los hechos fortuitos que seguirán ocurriendo, en lugar de gastar tantas horas en generar y administrar estudios a futuro, que tendremos que ir modificando fuera de la planificación, como consecuencia de lo sorpresivo.

Soy de la idea de mantener lo que ya me ha mostrado su eficiencia. Esta propuesta se contrapone a una tendencia a suponer que cambiar es sinónimo de bueno. En muchas oportunidades lo que funciona y ya fue probado debe ser mantenido. Podemos interpretarlo como una decisión que nos ofrece, como alternativa de cambio, el no cambiar.

Tengamos también el cuidado de filtrar la información y a los generadores de datos. La información es casi siempre tendenciosa. En cuanto a los consejeros, elijamos escuchar a los que nos muestren haber obtenido resultados concretos en el área en que aconsejan.

La cantidad de datos e información que recibimos nos confunde, formateando y alineando el pensar hacia metas que son parte de un futuro incierto y plagado de estos cisnes negros que están saludables y con ansias de multiplicarse.

De las acciones importantes que fui realizando en mi vida, las más certeras y que me permitieron avanzar hacia buenos resultados fueron guiadas por la intuición y no por un análisis de posibilidades. Es más, en varias oportunidades los analistas me recomendaban no tomar esas decisiones, porque sus previsiones indicaban que me llevarían al fracaso. No fue fácil, hubo que atravesar zonas de dudas y turbulencia, pero el resultado valió la pena.

No sugiero dejar de hacer un estudio de posibilidades y metas futuras, pero sí realizarlo como un ejercicio de visión, considerando que dentro de nuestro campo visual existen variables que no siempre observamos. Para ello, trabajar sobre el desarrollo de la capacidad adaptativa, que está ligada a muchos factores que el ser humano no siempre considera como fundamentales. Me refiero a cosas tan simples e importantes como alimentarse bien, entrenar el cuerpo de manera inteligente, reeducar las emociones, aprender siempre, administrar el estrés, elevar la capacidad de concentración y autoconocimiento.

Resumiendo, lo que quiero expresar es que debemos estar preparados, individual y corporativamente. Tener recursos para adaptarnos con rapidez a las muchas situaciones que con seguridad tendremos que enfrentar, en un mundo que cambia vertiginosamente.

Reducir las megaestructuras burocráticas, costosas y rígidas, en las cuales las decisiones de cambio son cuestionadas y se demora demasiado para modificar el rumbo.

En las estructuras verticales, permitir que estas se alimenten de conocimientos y propuestas que surjan desde abajo, enriqueciendo la toma de decisiones de las áreas de dirección.

Pensemos más en lo que viene que en lo que ya pasó. Estemos ágiles para sobrellevar la velocidad de un mundo que día a día nos anuncia cisnes negros preparándose para alzar vuelo.

Hasta la próxima semana!!!