untitledBostezo, palpo mis orejas y me pregunto… ¿de donde venimos? ¿Será nuestra matriz una oreja?

Porque si la Biblia nos dice que… primero fue el verbo… ese sonido tiene que haber sido escuchado, y para escuchar ese sonido germen debería haber habido un primer oído enmarcado en esa bandeja cartilaginosa llamada oreja.

«Aún la atmósfera tiembla con la primera palabra, elaborada con pánico y gemido» nos dice con su talento poético Pablo Neruda.

En el principio era el verbo y tuvo que haber un oído que lo oyera, de modo que el oído fue uno de los receptáculos del aliento de la vida.

El Hinduismo, plantea la creación desde un sonido primordial, matriz de todo lo manifestado, cuerpo sonoro del absoluto que vibró e hizo vibrar y la existencia se manifestó.

¿Deberemos rendir mayores honores a partir de ahora a nuestras queridas orejas?

En algunos relatos religiosos un rayo de luz procedente del cielo penetra en el oído de María, sexo auditivo mediante el cual ella concibe el Logos, el Verbo.

Y me digo, ¿será por ello que las orejas son una zona tan erógena que responde tan fácilmente al toque o al roce de los labios? ¿Será por estar tan ligadas a la vida? ¿A la génesis de la cual procedemos?

Tal vez…

Hasta la próxima semana!