Lo esencial

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo,

involúcrame y lo aprendo.

Benjamín Franklin

Estos últimos días fueron de exámenes. El fin de semana pasado se rindieron las evaluaciones escritas y este último viernes y sábado las pruebas prácticas.

Son días de plena inmersión en la tarea más importante: enseñar y aprender. Jornadas que se extienden desde la ocho de la mañana hasta el atardecer. Son muchas horas de atención para evaluar y ser evaluados.

Es la oportunidad de valorar y reencontrarnos con la ortodoxia del Método, preservando su característica de transmisión del conocimiento sin modificaciones.

Cada año, esta última fecha de exámenes se colma de instructores que revalidan y de alumnos nuevos que rinden por primera vez, vibrantes de entusiasmo por comenzar a enseñar.

Los más antiguos, que ya son instructores, aunque se trata de un momento en que deben mostrar sus capacidades y progresos, tienen la tranquilidad de saber cómo será la jornada. Generalmente es más la ansiedad por ver el desempeño de sus alumnos, que las cosquillas que les produce su propio examen.

Fueron muchas personas las que rindieron, que acompañaron, que integraron las cuatro mesas examinadoras que en forma continua y simultánea actuaron con solvencia para evaluar a los que se presentaron.

La Federación se constituyó en la sede Barrio Norte, que cuenta con instalaciones apropiadas para albergar a todos de manera cómoda. Debo hacer un párrafo aparte para el servicio de cantina que, bajo la batuta del Instructor Lucio, nos brindó variadas opciones de comidas y bebidas, que junto al infaltable mate y otras infusiones, nos acompañaron sabrosamente en todo momento.

Todo se desarrolló dentro de lo que es habitual, sin tensiones, en un excelente clima de compañerismo y de alegría, sin que esto perjudicara el profesionalismo, el buen desempeño y la preparación demostrada tanto por los que rindieron como así también por aquellos que tuvieron la gran responsabilidad de integrar las mesas examinadoras. Estuvieron presentes de manera notable dos importantes características de nuestra Cultura: alegría sincera y seriedad superlativa.

Ver a instructores y profesores dando excelentes clases y disertaciones o efectuando sólidas devoluciones en su función de examinadores, consecuencia de su crecimiento profesional, ser testigo de jóvenes que llenos de energía abrazan esta cultura para incorporarla a sus vidas y deciden transmitirla desde el rol profesional de instructores, me deja un caudal de sensaciones reconfortantes que oscilan entre la satisfacción del ideal cumplido y la renovación de los bríos para seguir con esta siembra, con dedicación y plenamente involucrados en el deseo de hacer un aporte a este mundo que compartimos.

Edgardo Caramella, Presidente de la Federación Método DeRose Buenos Aires

1 comentario

  1. Maye Alfaro

    Que agradable poder transportarse a través de las palabras a la propia vivencia de los exámenes en Barrio Norte. Desde la distancia envío a todos los antiguos en el Método el agradecimiento por su labor y mis felicitaciones a los nuevos instructores por la elección de este ideal de vida; desde Guatemala siempre cerca…ya incluí en mis favoritos este blog..