Liderazgo: poder o autoridad.

Desde mis primeros años de vida, observé con atención la capacidad de algunas personas que de una u otra forma tenían clara ascendencia sobre las otras, influyendo sobre ellas y generando que siguieran sus pasos o indicaciones. Por algún motivo me sentía especialmente atraído por la fuerza de esos referentes de liderazgo; tal vez como consecuencia de haber crecido en una familia en la cual predominaban personalidades fuertes, enérgicas y comprometidas con convicciones éticas sostenidas con firmeza y frecuentemente con altas dosis de terquedad.

Entre mis principales referentes, destaco a mi abuelo materno, un clásico exponente de la burbujeante sangre italiana, y a mi madre, que heredó los mejores genes de esa cultura apasionada, fuerte y protectora.

En ese molde fui creciendo, incorporando esos valores y ocupando lugares de conducción, a veces sin desearlo -al menos desde lo consciente-. Indudablemente, esa incorporación desde la niñez de la necesidad del compromiso y la lealtad a los ideales, como valor ético inquebrantable, generó que terminara liderando espacios diversos en prácticamente todas las tareas que me ha tocado desarrollar.

Mi estilo siempre fue, ir primero, avanzar sin dejar que crezca el desánimo o la flaqueza. Esfuerzo, trabajo y compromiso. Un estilo que se corresponde con la cultura familiar que fue el molde de mi formación.

Esta relación con la función de liderar, la experiencia de los años ya vividos y el rápido cambio que va experimentando la sociedad, me hacen considerar que existen otras formas de conducir y, paralelamente, otras necesidades en aquel que es liderado.

Las relaciones interpersonales, los paradigmas, la tecnología, las formas de comunicarnos, la velocidad, la necesidad de mayor calidad de vida, son elementos que nos mueven a adaptarnos constantemente. Tal vez a una velocidad que en la mayoría de los casos nos supera y es causal de estrés.

Estos veloces y necesarios cambios de paradigmas nos llevan permanentemente a valor cero, como asegura el célebre futurólogo Joel Barker, lo que constituye una experiencia única, ya que nos da la posibilidad de aplicar la capacidad heurística a pleno y crear algo nuevo o recrear algo que ya se hace o existe.

¿Y qué podemos hacer en nuestras acciones de liderazgo? En primer lugar, considero fundamental  diferenciar claramente dos conceptos sobre los cuales debe ponerse atención: poder y autoridad.

James Hunter describe con mucha claridad la diferencia entre estos dos conceptos que a veces son considerados sinónimos. Poder puede obtenerse por diferentes formas, y no siempre el que tiene el “poder” posee autoridad ante sus liderados. En cambio, autoridad es una jerarquía indiscutida y aceptada por los liderados, obtenida en base a los méritos del que la posee.

Considero que nos encontramos en el momento de establecer liderazgos sólidos, basados en la autoridad que brinda el compromiso, escuchando siempre a los demás, desarrollando una fuerte base ética y estimulando a los liderados a superarse en todos los aspectos. Si logramos personas felices, lograremos resultados felices.

En otras publicaciones seguiremos avanzando en el tema.

Edgardo

7 comentarios

  1. Pablo L

    Me encantó el texto Ed… gracias!

    Ya viste este videíto?
    http://www.ted.com/talks/lang/es/simon_sinek_how_great_leaders_inspire_action.html

    Abrazo!

    • edgardo

      gracias Pablo. Muy interesante el video que me enviaste. Abrazo grande.

  2. Gaby Marinescu

    🙂 Identificada con tus palabras profundamente

    • edgardo

      Que bueno. Un beso.

  3. Martin de los Rios

    Es maravilloso encontrar una identificación tan fuerte…
    Gracias Ed!!
    Abrazo grande.

  4. Federico Barrios

    Es excelente la observacion y diferenciación entre poder y autoridad; el poder dentro de la sociología esta asociado en la mayoria de sus manifestaciones a formas de violencia en una relación «dominado – dominador». En una relación de liderazgo mediante una autoridad basada en valores, no solo esa violencia no es ejercida sino que también la jerarquía adquiere un nuevo valor; del cual se aprende mucho.

    Gracias Ed!

    Abrazo.

    • edgardo

      Así es. Un abrazo. Edgardo