Foto por Cameron Kirby

Es habitual observar cómo las personas fijan metas y establecen acciones para alcanzarlas. Ese procedimiento es muy adecuado y necesario. Soy uno de los muchos que lo hacen.

Sin embargo, lo que quiero tratar aquí es que el objetivo o meta fijado frecuentemente oculta otros elementos imprescindibles para lograr el resultado. En general, esos elementos que son “tapados” por la meta a lograr se consideran obvios, se los deja a un lado y no se advierte que sin ellos no es posible construir los cimientos necesarios para llegar al objetivo.

Si actuamos en grupo, una premisa para tener en cuenta es que las metas no deben ocultar a las personas. Esto sería un error grave, dado que si el grupo pierde capacidad de cohesión o sinergia, lo más probable es que se intensifiquen los conflictos, se disperse energía en tratar de solucionarlos, se deteriore la “salud” grupal y la oportunidad de alcanzar el objetivo se dificulte.

En cuanto a lo individual, debemos ser conscientes de que, al enfrentar nuevos desafíos, las exigencias se elevan y por lo tanto es necesario prepararse más. Las cosas obvias que la meta nunca debe dejar en segundo plano son todos los recursos que potencian nuestras capacidades. Por ejemplo: en momentos de mayor exigencia es cuando tenemos que alimentarnos mejor, entrenar el cuerpo, respetar los horarios de sueño, buscar formas para administrar las emociones y el estrés, evitar conflictos innecesarios, estar en contacto con personas de las cuales podamos obtener mayores conocimientos que se transformen en recursos. Y, por supuesto, todo sin empañar la meta que, como una luz encendida, estará siempre titilando, guiándonos como un faro al navegante.

Es muy factible que, al leer estas líneas, te digas que lo que recomiendo es una obviedad. Me gustaría mucho que así fuera. Por si acaso y, antes de pasar a otra cosa, te invito a que revises esas “obviedades” en tu vida: tal vez descubras que es el momento de implementar algunos cambios para tener a tu disposición mayores capacidades y energía, que te favorecerán no solamente para alcanzar tus metas sino también para disfrutar el proceso.

Un amigo, practicante de arquería, me comentó en una oportunidad: “cuando después de mucho entrenar, el arquero pasa a ser su arco, su flecha y su blanco, es cuando obtiene el resultado.”

Tal vez sea interesante descubrir que la verdadera y más importante meta sos vos.

¡Hasta la próxima semana!