Foto por: Medhat Ayad

Todos sabemos que la unión hace la fuerza. Esta expresión es popular en prácticamente todos los idiomas. Ya sea l’ union fait la forcé en francés, unity makes strength en inglés o einigkeit macht stark en alemán, está presente en todo el mundo. Llega a constituir un valor nacional en algunos países, por ejemplo, es utilizado por Bulgaria y Haití en su escudo nacional de armas.

En nuestra literatura gauchesca, Martín Fierro nos dice con sabiduría: los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera.

Como vemos, no es ningún secreto que, al pasar los años, el hombre ha ido comprobando que si estamos juntos se genera una sumatoria de fuerzas y capacidades que favorece tanto a los integrantes en forma individual como, lógicamente, al grupo.

Lo más valioso no es únicamente estar juntos, sino estar unidos, lo que constituye una importante diferencia.

La palabra de origen griego egrégora designa la fuerza generada por la sumatoria de las energías físicas, emocionales y mentales de dos o más personas cuando se reúnen con un fin determinado. Esta definición citada por el escritor DeRose enfatiza de manera muy clara que no es solamente estar juntos, debe existir un fin determinado; esa decisión es lo que va a generar un poder mayor que permitirá actuar en consecuencia.

En la actualidad, el conocimiento fluye velozmente porque existe el paradigma de compartirlo. Esta nueva costumbre genera unión de ideas. Como dice Steven Johnson ⎼en su charla TED «¿De dónde provienen las buenas ideas?»⎼, las ideas tienen sexo, se multiplican y procrean nuevas ideas superadoras si estamos juntos, unidos por el deseo de actuar colectivamente para un logro mayor que el de cada uno de nosotros.

En todos los tiempos, los humanos se juntaron a pensar, conversar, enseñar y compartir. Van cambiando los formatos y las tecnologías, pero la necesidad existe, es parte nuestra y se desarrolla a una velocidad sorprendente.

Desde las reuniones frente a la hoguera hasta los espacios de coworking es vital la unión con otros para compartir deseos, proyectos o inquietudes. Verdaderos nodos vivientes que se interconectan en forma constante.

Es ahora el momento de embarcarse sin temor en ese río de comunicación, con el deseo de compartir saberes, experiencias y siendo conscientes de que, para todo lo que nos propongamos realizar o crear, precisamos estar con otras personas.

Más que la idea individual, lo que importa es el pensamiento colectivo, en el que cada uno de nosotros es una pequeña parte de una interacción ilimitada.

Hasta la semana próxima.