Un experimento que realizó la BBC sobre 55.000 personas encuestadas en todo el mundo, denominado BBC Loneliness Experiment (Experimento sobre la Soledad), creado por académicos de tres universidades británicas, arrojó algunos resultados interesantes y contraintuitivos.
Uno de los datos que causaron sorpresa a los investigadores fue que los niveles de soledad más altos se registraban entre los jóvenes de 16 a 24 años, de los cuales un 40% manifestó que frecuentemente se sentían muy solos. En cambio, menos del 20 % de los adultos mayores encuestados indicaron que experimentaban soledad.
La soledad es uno de los males que acecha a la sociedad contemporánea, a tal punto que en el Reino Unido se volvió un asunto de Estado y llevó a la creación de un Ministerio de la Soledad. El objetivo es atender una problemática que afecta a 9 millones de personas en ese país: el 13,7% de la población total.
Paradójicamente, llama la atención que estos cambios de tendencia se generen en personas hiperconectadas por redes sociales. Ocurre que, con la facilidad de establecer vínculos a través de estos medios y la inclinación cada vez más masiva hacia esas relaciones virtuales, se ha empezado a modificar el hábito de estar con otras personas. Ser uno en compañía de otros es una habilidad social que tenemos que aprender por nuestra propia cuenta.
Como analiza Zygmunt Bauman, el ser humano actual está más entrenado para la independencia y eso lo aleja de la habilidad que requiere convivir con otras personas. La convivencia constituye una gran aptitud consciente, ya que requiere mucho esfuerzo y energía el proceso de negociar y renegociar, de hablar, escuchar y comunicarse de una forma amplia y por medio de todas las señales, emociones y estímulos que recibimos por vía de los sentidos.
La opción simplificada on line y off line ofrece la sensación de menores riesgos para conectarse y desconectarse y, en consecuencia, progresivamente vamos perdiendo el entrenamiento para movernos en este mundo de seres diversos que nos brinda la increíble posibilidad de interactuar con las muchas maneras de ser humano.
Sugiero que aprovechemos el avance que nos proporciona la tecnología para comunicarnos en todas las formas, pero sin dejar de dar valor a la construcción y cuidado de las buenas relaciones humanas, superando los temores y con un renovado entusiasmo por lo mucho que podemos aprender y evolucionar. Les aseguro que vale la pena.
“La soledad es muy hermosa… cuando se tiene alguien a quien decírselo.” Gustavo Adolfo Bécquer.
Hasta la próxima semana.
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