Eric Klinenberg, profesor de sociología de la Universidad de Nueva York y autor de “Soy solo: el extraordinario auge y sorprendente atractivo de vivir a solas”, destaca que, si bien la persona promedio hoy en día puede presumir de tener miles de “amigos y seguidores” en plataformas como Facebook e Instagram, cuando se trata de relaciones humanas “no existe sustituto a construirlas a la antigua, de manera personal”.

Por primera vez en la historia de Gran Bretaña se creó un Ministerio para la Soledad, teniendo en cuenta “la triste realidad de la vida moderna.”La soledad en el Reino Unido es un asunto de Estado. Este mal, que según un reciente estudio afecta a 9 millones de británicos, tiene su propio departamento en el Gobierno.

Bután, India, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y España, entre otros, han creado Ministerios para la Felicidad. Claro está que algunos de esos países continúan teniendo serios problemas sociales; sin embargo, empieza a evidenciarse una tendencia que está llamando la atención y genera la necesidad de repensar el funcionamiento de las estructuras sociales y, como consecuencia, las relaciones humanas en general.

En los ámbitos laborales, si los integrantes de los grupos no poseen el ejercicio de la vida en convivencia, se les hace más difícil compartir espacios, tareas, reuniones y desarrollar la solidaridad necesaria entre las personas. Por ello, las empresas buscan generar ámbitos agradables, ofrecer actividades lúdicas o recreativas, favorecer horarios flexibles y permitir el uso de ropa menos formal.

Además, se intenta reducir las distancias jerárquicas, al punto de haberse llegado a sistemas como la llamada holocracia, un sistema de organización en el que la autoridad y la toma de decisiones se distribuyen en forma horizontal en lugar de establecerse por una jerarquía de gestión. En otros emprendimientos se implementa la utilización del feedback asumido, aceptando de buen grado la crítica, sin conflictos jerárquicos.

Todos corren detrás de los cambios veloces de la época, intentando encontrar soluciones o reducir la insatisfacción general. Sin embargo, nadie puede dar lo que no tiene y por eso la capacidad creativa y productiva está muy vinculada a la felicidad de las personas.

La velocidad de los cambios nos sorprende y supera. Es necesario abrirse a nuevos paradigmas y en esto los líderes deben trabajar sobre sí mismos, para producir un cambio de comportamiento que derrame sobre los grupos. Es prioritario aprender y entrenar para administrar sus emociones y establecer una proximidad real con sus equipos, irradiando esa forma de relación por medio de la convivencia, la escucha y el ejemplo.

En términos de liderazgo existen cientos de opiniones, libros, videos, conferencias y consejos para lograr resultados positivos. En mi experiencia, lo que me atrevo a afirmar es que todo aquel al cual le toca la hermosa responsabilidad de conducir personas, debe hacerlo desde la autenticidad y la transparencia.

Enmascararse en aparentes modelos de éxito que se proponen de acuerdo a las épocas y modas, nunca va a constituir la solución. La sabiduría del líder no está en copiar a otros, por el contrario, debe esforzarse en ser auténtico y relacionarse desde esa honestidad con aquellos que se identifiquen con su estilo.

Recomiendo invertir más tiempo en técnicas de autoconocimiento y menos en saltar de opinión en opinión corriendo detrás de fugaces estrellas que se venden como dueños de la auténtica verdad. Como lo afirmaba Kant para conocer hay que conocerse.” Fortalezca su autonomía y confíe en lo que le dice su corazón y su intuición.

Hasta la próxima semana.