La identidad de una persona es un construcción compleja, tejida a partir de una variedad de elementos que incluyen la genética, la cultura, las experiencias personales, y, crucialmente, los ideales y aspiraciones que uno elige seguir. Un ideal de vida no solo proporciona ir en una dirección determinada, sino que también actúa como un espejo en el que se refleja la esencia de nuestra identidad.
La identidad se forma desde que nacemos, momento en que comenzamos a absorber influencias del entorno que nos rodea: la familia, la comunidad, la educación, y la sociedad en general. Sin embargo, más allá de estas influencias externas, existe una dimensión interna donde reside nuestra capacidad de reflexión y autoevaluación. Es en esta dimensión donde los ideales de vida se descubren, se definen y juegan un papel crucial.
Al definir lo que consideramos valioso y significativo, los ideales nos ayudan a tomar decisiones coherentes con nuestras aspiraciones más profundas.
La coherencia en la identidad se logra cuando nuestras acciones y decisiones están alineadas con nuestros ideales. Esta congruencia proporciona un sentido de integridad y autenticidad. Cuando actuamos en conformidad con nuestros ideales, sentimos que estamos siendo verdaderos con nosotros mismos, experimentando una profunda satisfacción y una sensación de estar viviendo la vida que deseamos.
Por otro lado, la disonancia entre nuestros ideales y nuestras acciones puede llevar a una fragmentación de la identidad. La incoherencia puede generar conflictos internos, culpa y una sensación de vacío. Por eso, la elección de nuestros grupos de pertenencia, nos permite reforzar un poder gregario que fortalece la posibilidad de seguir avanzando en el camino elegido.
El ideal elegido puede parecer difícil de alcanzar, sin embargo actuará como una estrella polar que siempre permanece fuera de nuestro alcance. Sin embargo, esta dificultad no disminuye su valor; al contrario, lo enaltece. En el momento de elegir nuestras profesiones, debemos tener en cuenta que sensación nos produce imaginarnos dedicándonos a esa tarea durante años. Toda profesión debería ser adoptada principalmente por vocación, ideal, deseos de crecimiento personal, sentimiento de misión y deseo de impactar positivamente en el mundo que habitamos. Si logramos esto, la realización económica será consecuencia inevitable de nuestra entrega a ese ideal de vida.
En el DeROSE Method los que elegimos ser profesores reforzamos cada día nuestra identidad de docentes y disfrutamos de preparar el mayor número posible de excelentes instructores con el deseo de perpetuar nuestra herencia cultural, promocionar las buenas relaciones humanas, la ética y el desarrollo personal.
Hasta la próxima semana
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