Autor: edgardo (Página 21 de 29)

Nuestra mente, gobernadora anárquica y rebelde

Foto por Bethany Legg

Voy a imaginar que en el momento en que leés este artículo estás concentrado en él. Sin embargo, puedo afirmar que simultáneamente con la lectura, tus sentidos captan gran cantidad de estímulos, generando exitosas y diferentes formas de dispersión.

Querido lector, no te sientas molesto o herido en tu orgullo por la afirmación que acabo de hacer. Los dos sabemos que es verdad.

Hagamos un rápido test comprobatorio: cerrá los ojos durante un instante y tratá de no pensar en nada. Me atrevo a afirmar que, en forma contraria a lo deseado, los pensamientos se aceleran e invaden tu mente de manera anárquica y rebelde.

Intentemos otra cosa: te invito a cerrar nuevamente los ojos y no pensar en nada. Pero, atención: no pensar en nada y mucho menos en una rosa. En la mayor parte de los casos, aparece la rosa en primer lugar, desafiando la autoridad que queremos imponer al funcionamiento de la mente.

La primera observación es: “si no me hubieras dicho que no pensara en una rosa, no habría pensado en ella…” Y es verdad, dado que el alerta ya generó un condicionamiento.

Con este y muchos otros ejemplos sencillos podemos comprobar que la mente es anárquica, indómita y rebelde a nuestros deseos, que se mantiene en forma constante como una turbina generadora de ideas y pensamientos no buscados y que es la computadora que en todo momento decide lo que debemos hacer. Es simple deducir, entonces, que gran parte de nuestras decisiones no son elegidas y totalmente conscientes.

Para decirlo en forma simple: la mente, al igual que una PC, posee programas y datos que se le fueron cargando en el transcurso de los años vividos. Esa información constituye una especie de hardware que nos condiciona para actuar dentro de paradigmas preestablecidos, que actúan como moldes de interpretación de la vida y sus fenómenos. Esa es la realidad que concebimos, y ⎼como alerta Thomas Kuhn⎼ si no se ajusta a los moldes o condicionamientos, no la percibimos. La información aportada por la cultura en que nacimos nos fue condicionando desde muy niños para actuar en todas las situaciones.

Si coincidimos en que la mente actúa de manera anárquica, influenciada por los paradigmas, por las emociones, por las tendencias diversas de cada época, por las modas, etc., tendremos que aceptar que vivimos en una constante confusión, puesto que no reconocemos si nuestros actos fueron pensados de manera libre o generados por una mente condicionada y confundida.

Si logramos administrar las emociones y aquietar la turbina mental, colocándonos en el lugar de meros observadores, exactamente eso, observadores desvinculados del proceso psicomental, cometeremos menos errores, tendremos mayor objetividad y conseguiremos ser más efectivos y certeros en cada toma de decisión. Paralelamente seremos más lúcidos y felices. Como sabiamente nos dice Humberto Maturana, “no vemos el mundo como es, lo vemos como somos”.

Hoy, la neurociencia estudia y trata de explicar el porqué del fenómeno. La práctica de concentración y meditación, junto con otras técnicas milenarias y preparatorias para lograr un estado de conciencia expandido, nos proporciona los cómo.

Hasta la próxima semana.

 

Guerra, marketing y calidad de vida

Karl von Clausewitz  fue un militar e historiador prusiano que, en su tratado De la Guerra, en ocho volúmenes, realizó un análisis pormenorizado de tácticas y estrategias, con el agregado de una visión filosófica sobre las guerras modernas.

Su obra no solamente fue de notable influencia para sucesivas generaciones que pasaron por las academias militares, sino también en los ámbitos relacionados con el marketing y la gestión empresarial.

Al Ries y Jack Trout dedican su libro Marketing de Guerra al general prusiano y relacionan las acciones bélicas analizadas por aquel escritor con el feroz y competitivo mundo de los negocios.

Esta mirada tiene su origen en un cambio de paradigma empresarial: ya no se trata de enfocar los esfuerzos para satisfacer la demanda del consumidor, sino de poner el ojo en el competidor, dado que en todos los rubros existen diferentes empresas que producen productos similares que, con pequeñas diferencias, satisfacen de igual modo las necesidades del cliente. Este concepto ha transformado los negocios en una verdadera guerra de empresas lanzadas a la búsqueda de espacios de mercado y oportunidades cada vez menos frecuentes.

En tiempos de paz, analizamos la competencia empresarial como acciones similares a las realizadas en el plano bélico, por ello debemos considerar que los generales con más posibilidades de “sobrevivir” son aquellos que están mejor entrenados.

Y aquí está el punto que más me interesa. ¿Cómo son estos entrenamientos en la actualidad? Con frecuencia, en los ámbitos corporativos, los líderes y sus comandados son entrenados exclusivamente en sus funciones específicas, lo cual es un error.

El ejecutivo o líder es una persona que llevará a cabo una tarea específica. Las decisiones, la velocidad de adaptación, la energía para sobrellevar días extensos e intensos, cargados de estrés y jaqueo emocional, requieren un entrenamiento integral y constante. Así se podrá preservar a ese directivo por más tiempo y con buenos resultados, sin perder el gran capital que constituye su experiencia.

Generalmente se olvida que de factores tan obvios y simples como la alimentación, la buena respiración, la energía vital, la buena forma física, el ritmo de sueño, la concentración, la capacidad intuitiva, la administración de las emociones y del estrés, dependerán las certezas, la velocidad en la toma de decisiones, y los resultados.

Este tipo de entrenamiento preservará la calidad de vida de la persona, evitará conflictos y repercutirá positivamente en todos sus liderados y en la sinergia laboral. Algo tan simple como el malhumor del líder del grupo puede ser determinante en los resultados emergentes de un día oscuro.

De la misma forma que los comandos especiales reciben constante entrenamiento militar como forma de protegerlos, las empresas deben mantener programas de entrenamiento obligatorios y preventivos para los que soportan las altas presiones del mundo corporativo. De todos los sistemas que conozco, DeROSE Method es el que me parece más eficiente, al combinar técnicas y conceptos muy valiosos para lograr alta performance y calidad de vida con miras al Autoconocimiento.

De esta forma, con colaboradores bien entrenados se lograrán adaptaciones y cambios de frente rápidos y en bloque. Sabemos que la velocidad de reacción es fundamental en cualquier batalla y depende en gran medida del entrenamiento y la cohesión de los equipos.

Comencemos ahora: cada día de entrenamiento será una posibilidad más de alcanzar los objetivos. Como decía Napoleón, Puedo perder una batalla, pero nunca perderé un minuto.

Hasta la próxima semana.

 

El tic-tac de un domingo

Foto por Loic Djim

Es un domingo que se acaba. Se me ocurre que, si los días fueran como las personas, este ya estaría preparándose para irse a dormir, dándole paso a un nuevo lunes que, como lo hace cada siete días, desea llamar la atención por diversos motivos.

Para muchos es el día de los comienzos, de las promesas recurrentes e incumplidas de cada semana, del proyecto de cambio esperado con júbilo, de reorganizar la agenda para encontrar el espacio de tiempo que permita hacer la actividad postergada.

Son tantas las cosas que se dejan para los lunes. Y esto se repite con otros plazos. Constantemente dejamos para más adelante, para la otra semana, mes, año. Como si tuviéramos la certeza de poder regular el futuro y postergar, siempre postergar.

Mary Singleton escribió un poema relacionado con el tiempo sumamente ilustrativo de esta vocación de dejar para más adelante: «Ah, todo llega a los que esperan”, me digo eso para alegrarme un poco, pero algo me responde con suavidad y tristeza, “llega, pero a menudo llega demasiado tarde”.

El escritor DeRose, gran emprendedor y generador de un movimiento cultural de fuerte influencia en el mundo, sugiere incorporar el “sentido de urgencia”, aclarando que no se trata de vivir presos del estrés o la neurosis sino, por el contrario, vivir con plena conciencia del valor del tiempo y la necesidad de aprovecharlo al máximo para poder construir y materializar nuestras aspiraciones y deseos. Eso nos permitirá ser más útiles en este mundo que habitamos y nos brindará mayor calidad de vida al alimentar una buena autoestima y la satisfacción de conquistar nuestras metas. No hay mayor desazón que la que sentimos al acumular deseos no logrados debido a su recurrente postergación.

Escribí este artículo en el aeropuerto de Belo Horizonte, a las 24 horas de este pasado domingo, en una de las dos escalas que tuve que realizar a mi regreso de Goiania, Brasil. Fue un viaje de tres días de intensa actividad, con cursos, reuniones, exámenes de emprendedores, encuentros sociales, fiestas, cenas. Hice una revisión mental de lo ocurrido y comprobé que no hubo tiempo perdido ni actividades postergadas. Nada dejó de hacerse y me sentí feliz. Experimenté una sensación de realización muy gratificante que compensó mi cansancio y lo reemplazó.

Sonreí al encargado del bar, pedí un café y reinstalé el deseo de disfrutar de este presente ¡haciendo más! Mientras me dejaba llevar por las imágenes de lo acontecido en el fin de semana, miré el reloj y observé que mis pensamientos del futuro ya eran parte de mi pasado. Revisé mi agenda, reprogramé actividades y optimicé las rutinas diarias para los próximos meses. Como un tesoro que todo el mundo desea, encontré yacimientos de tiempo perdidos.

Por eso recomiendo que administremos el tiempo, que logremos ser amos y amigos del tiempo. En caso contrario, se transformará en nuestro propio enemigo.

Hasta la próxima semana. (¡Y no dejes de leerme por “falta de tiempo”!)

El preguntón inspirador

Durante mi visita en Porto Alegre

El pasado fin de semana estuve en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, invitado para dar cursos y disertaciones sobre varios temas. Regresé muy contento por el número de personas que participaron de las actividades y, en especial, la gran cantidad de jóvenes interesados en la superación personal, la calidad de vida y principalmente en la concentración, meditación y autoconocimiento, temática de uno de los cursos.

Una vez más pude comprobar el creciente interés de los jóvenes por obtener herramientas para saber con más certeza quiénes son, elegir mejor, salir de los condicionamientos y paradigmas limitantes y avanzar hacia una vida más libre y creativa.

Aspiran a vivir en una sociedad donde la aceptación de las diferencias esté más presente. Para lograrlo, reconocen la necesidad de ejercitar elecciones que configurarán la filosofía de vida de cada uno.

En este último viaje mantuve diálogos con jóvenes inteligentes, sensibles y encantadores, que desean fervientemente y con la pasión propia de su edad, desarrollarse y crecer como individuos sin perder la solidaridad con los demás y manifestando, entre otras cosas, interés por la ecología, el medio ambiente, el planeta, el sufrimiento de los animales y una alimentación más inteligente.

“Queremos construir otra ética social, sin hipocresías, sin mentiras, sin egoísmos”, me decía un joven de apenas diecinueve años con expresión seria.

Al subir al avión para iniciar mi retorno a Buenos Aires, me senté al lado de otro joven que también regresaba a mi ciudad. Extrovertido, alegre y cargado de entusiasmo, rápidamente inició una interesante conversación, contándome que había participado de un encuentro internacional de jóvenes emprendedores. El diálogo me siguió confirmando que, como él, hay muchos deseosos de generar nuevas opciones, salir de la parálisis paradigmática y avanzar con otra lógica de comportamiento.

Me contó que lidera un espacio de coworking junto a otros jóvenes, en el cual intercambian experiencias entre diferentes áreas de conocimiento, conectados por Internet con otros que viven en diversos países. A pesar de poseer costumbres diferentes, se sienten próximos para realizar emprendimientos en colaboración mutua y coinciden en hacer negocios preservando los valores éticos.

Ante su curiosidad, le expliqué de qué se trata DeRose Method, sus técnicas, y además enfaticé cómo, en coincidencia con su enfoque, en nuestra Red de escuelas las relaciones humanas y el comportamiento son valores fundamentales.

Se interesó más y me atacó por todos los flancos con la más variada y creativa gama de preguntas. Su mayor curiosidad se orientaba a la meditación. Demostró sorpresa al saber que se trata de un proceso técnico. Una herramienta para el Autoconocimiento y el desarrollo de la intuición, sin misticismo ni espiritualismo. Especialmente, quería saber si era algo que podía ser usado en la vida diaria, si tenía un sentido de aplicación práctica.

Al recibir mi respuesta afirmativa y saber que ejecutivos, profesionales, deportistas y estudiantes utilizan esta herramienta en sus vidas mejorando resultados y calidad de vida, manifestó un sincero interés y me solicitó una tarjeta personal.

Antes de bajar del avión le disparé una última pregunta: ¿por qué te interesa practicar meditación? Con una sonrisa me respondió: me interesa el Autoconocimiento, porque si sé quién soy podré comprender más a los demás, seré mejor y obtendré más resultados…

Me despedí y bajé feliz, confiando en los jóvenes y en el porvenir de Emilia, mi nietita, que está preparándose para nacer en estos días …

¡Hasta la próxima semana!

Formar es más valioso que informar

Foto por Louis Blythe

El término escuela deriva del latín schola y se refiere al espacio al que los seres humanos asisten para aprender. El espacio donde se forjan las voluntades y se proyectan las acciones.

Es el ámbito ideal para relacionar la voluntad a la esperanza: la fuerza inconmensurable de la voluntad es el fuego que templa y fortalece la esperanza de un futuro promisorio.

Las antiguas tradiciones culturales daban un enorme valor a la tarea del que enseña. Lo elevaban al status de una persona sagrada. Esta valoración se debía al conocimiento transmitido, al acto mismo de enseñar. Si se enseñaba una filosofía o rama del arte que se consideraba sagrada, por añadidura el que ejercía la tarea de transmitirla era indicado como una persona especial y como tal debía ser tratado.

En la India, la palabra guru tiene un significado muy bello: es aquel que disipa las tinieblas, en coincidencia con otras escuelas filosóficas que nos han transmitido la idea de que la oscuridad no existe, lo que existe es la falta de luz.

El maestro, entonces, es reconocido socialmente por su tarea de disipar la oscuridad trayendo generosamente la luz del saber. En esas escuelas antiguas se aplicaban algunos principios didácticos y pedagógicos de gran valor, que deberían mantenerse vigentes. Entre ellos, el principio formativo y no únicamente informativo. El docente puede hacer mucho en el desarrollo de quien aprende si logra comprometerse en la formación integral de la persona y despertar el entusiasmo de revisar comportamientos y principios éticos.

Esto requiere un compromiso del docente: instalar una coherencia real entre dichos y hechos. Como señalaba George Steiner, “la única licencia honrada y demostrable para enseñar es la virtud del ejemplo.”

Todos debemos incorporar este valioso principio de conducta, en razón que todos enseñamos, de manera formal o informal, ya sea en la familia, en las relaciones laborales, en los ámbitos de estudio. Enseñar constituye una característica humana que al ejercerla también humaniza. Seamos conscientes de ello.

A partir de allí, pondremos en marcha un movimiento de cambio que podrá ser la génesis de un mundo mejor.

¡Hasta la próxima semana!

Los cisnes negros están procreando

Según afirman los estudiosos del tema, hasta el descubrimiento de Australia los habitantes del Viejo Mundo estaban firmemente convencidos de que todos los cisnes eran blancos. Fue suficiente la aparición de una de estas aves con otro color, para echar por tierra una afirmación que se había sostenido durante siglos.

Este ejemplo de una rareza ha sido tomado como analogía para explicar o, mejor dicho, tratar de entender situaciones que ocurren en forma imprevista, que nadie logró percibir con antelación y que son de una gran importancia por cómo influyen en el mundo. Hoy, la expresión cisne negro remite a un hecho que se caracteriza por ser imprevisto, raro y de fuerte impacto.

Este tipo de situaciones existen desde hace milenios, pero es indudable que en la dinámica de nuestros tiempos se aceleran vertiginosamente.

Ante esto me pregunto si es acertado invertir una gran carga de horas para generar análisis y proyecciones estratégicas a largo plazo, cuando generalmente los analistas se basan en datos que ya están pasados de tiempo y las propias personas que los realizan aplican modalidades y lógicas incorporadas en estudios realizados a veces en décadas anteriores. Hoy, analizar datos de uno o dos años de antigüedad me brinda la misma certeza que conversar con mi abuela (si viviera) sobre los últimos adelantos tecnológicos.

Pienso que sería mucho más efectivo desarrollar una mayor capacidad de adaptación a los hechos fortuitos que seguirán ocurriendo, en lugar de gastar tantas horas en generar y administrar estudios a futuro, que tendremos que ir modificando fuera de la planificación, como consecuencia de lo sorpresivo.

Soy de la idea de mantener lo que ya me ha mostrado su eficiencia. Esta propuesta se contrapone a una tendencia a suponer que cambiar es sinónimo de bueno. En muchas oportunidades lo que funciona y ya fue probado debe ser mantenido. Podemos interpretarlo como una decisión que nos ofrece, como alternativa de cambio, el no cambiar.

Tengamos también el cuidado de filtrar la información y a los generadores de datos. La información es casi siempre tendenciosa. En cuanto a los consejeros, elijamos escuchar a los que nos muestren haber obtenido resultados concretos en el área en que aconsejan.

La cantidad de datos e información que recibimos nos confunde, formateando y alineando el pensar hacia metas que son parte de un futuro incierto y plagado de estos cisnes negros que están saludables y con ansias de multiplicarse.

De las acciones importantes que fui realizando en mi vida, las más certeras y que me permitieron avanzar hacia buenos resultados fueron guiadas por la intuición y no por un análisis de posibilidades. Es más, en varias oportunidades los analistas me recomendaban no tomar esas decisiones, porque sus previsiones indicaban que me llevarían al fracaso. No fue fácil, hubo que atravesar zonas de dudas y turbulencia, pero el resultado valió la pena.

No sugiero dejar de hacer un estudio de posibilidades y metas futuras, pero sí realizarlo como un ejercicio de visión, considerando que dentro de nuestro campo visual existen variables que no siempre observamos. Para ello, trabajar sobre el desarrollo de la capacidad adaptativa, que está ligada a muchos factores que el ser humano no siempre considera como fundamentales. Me refiero a cosas tan simples e importantes como alimentarse bien, entrenar el cuerpo de manera inteligente, reeducar las emociones, aprender siempre, administrar el estrés, elevar la capacidad de concentración y autoconocimiento.

Resumiendo, lo que quiero expresar es que debemos estar preparados, individual y corporativamente. Tener recursos para adaptarnos con rapidez a las muchas situaciones que con seguridad tendremos que enfrentar, en un mundo que cambia vertiginosamente.

Reducir las megaestructuras burocráticas, costosas y rígidas, en las cuales las decisiones de cambio son cuestionadas y se demora demasiado para modificar el rumbo.

En las estructuras verticales, permitir que estas se alimenten de conocimientos y propuestas que surjan desde abajo, enriqueciendo la toma de decisiones de las áreas de dirección.

Pensemos más en lo que viene que en lo que ya pasó. Estemos ágiles para sobrellevar la velocidad de un mundo que día a día nos anuncia cisnes negros preparándose para alzar vuelo.

Hasta la próxima semana!!!

El valor de la lealtad

Considero muy importante poseer valores. Son nuestros bordes, nuestros muros de contención para avanzar dentro de límites precisos de conducta. No diré cuáles, dado que son muy variados y cada persona debe elegirlos, sintiéndose libre de hacerlo.

En la propuesta del DeROSE Method, los conceptos son valores fundamentales para incorporar si deseamos ser mejores seres humanos cada día. La vocación de hacerlo ya hace la diferencia.

En la elección habrá factores culturales de gran influencia, muchos de ellos ligados a los hábitos que fuimos incorporando como consecuencia de nuestra educación y que, como acto de libertad y responsabilidad, tendremos que revisar para modificarlos si ya no nos identificamos con ellos.

Existe un valor que considero de fundamental importancia: la lealtad. La destaco entre otros porque no es un valor más, una virtud más, sino que por ella, para ella, hay valores y virtudes.

Como dice el filósofo André Comte-Sponville, ¿qué sería de la justicia sin la lealtad de los justos, o de la paz sin la lealtad de los no violentos, o de la verdad sin la lealtad de los sinceros?

La lealtad y la fidelidad, dos valores que mantienen cierto grado de vinculación entre sí, están ligados a la memoria. Es el compromiso de mantener vivos por medio de la memoria los acuerdos, los pactos, los juramentos, las promesas o un determinado conocimiento de valor que preservaremos con fidelidad para que no se pierda. Es darle valor a la verdad y no mentirse a sí mismo. No se trata de ser perfecto, porque nadie lo es; simplemente ser leal, comprometido y serio.

Las antiguas tradiciones recurren a rituales que impactan en el emocional del que lo atraviesa. Periódicamente esos rituales se repiten y de esa forma la memoria está impregnada y actualizada.

Y, como toda cosa que adquiere el grado de virtud, la lealtad debe ser noble y positiva. Advierto que no se trata de una fidelidad obligatoria, sino voluntaria. Es un valor que nos hace dignos y nos fortalece ante el mundo y ante nosotros mismos.

La lealtad es aplicable en aspectos muy amplios y difíciles de enumerar. Su opuesto es la deslealtad. Desleal es aquél que desaparece cuando el camino es oscuro, nos dice Tolkien. Me producen decepción y tristeza las deslealtades, especialmente cuando las observo en personas queridas o por las cuales sentía admiración.

Desde hace décadas estudio y practico filosofías antiguas y casi todas son acompañadas por Códigos Éticos en los cuales la fidelidad y la lealtad ocupan un importante lugar como principios rectores de las conductas humanas. Esto nos muestra que para alcanzar mayores grados de autoconocimiento, libertad y felicidad, esas virtudes son parte de los cimientos sobre los cuales se debe construir la persona.

La lealtad se desarrolla en la elección consciente; implica cumplir con un compromiso aun frente a circunstancias cambiantes o adversas. Reitero que la lealtad deseable no es de cualquier tipo: es una lealtad positiva, elegida y noble.

¡Hasta la próxima semana!

El desafío del relevo generacional

Foto por Thomas Brault

En el último fin de semana tuve la oportunidad de conversar con algunos jóvenes de diferentes edades, integrantes de los grupos sociales llamados Y o Millennials y la denominada generación Z.

Estos últimos son los nacidos entre 1994 y 2009, y su presencia empieza a ser más notable porque se van incorporando al ámbito laboral y comienzan a reclamar activamente su espacio en el mundo. Una de sus principales características es haber nacido con Internet y utilizar las nuevas tecnologías con tanta habitualidad como una pelota o un pato inflable en otras épocas, lo que marca su aprendizaje y sus formas de sociabilizar.

Por lo que voy observando, la mayoría atravesó junto a sus familias, crisis económicas y políticas que impactaron en su personalidad, en su lógica y en la forma de acceso a sus deseos y metas. Como consecuencia poseen una agilidad precoz para crear emprendimientos con poca inversión, estructuras móviles y relaciones jerárquicas en las que se estimula el feedback, la descontracción y el deseo de una ética más auténtica.

Dan gran importancia al cuidado del medio ambiente, la ecología, los problemas sociales y de participación ciudadana, apuntando por esta vía a cambiar el mundo desde una gran dosis de descreimiento en los sistemas de gobierno y políticos actuales.

Son muy talentosos en obtener el mayor rédito en el uso de las tecnologías y valoran la experiencia, la intuición y lo vocacional en el aprendizaje.

Percibo que estos Z suelen aplicar otro estilo de emprendedorismo, con más logros que los Millennials, quienes frecuentemente sienten un elevado nivel de frustración ante los obstáculos.

No es mi intención hacer un análisis profundo de estos jóvenes, pero sí observar que todos convivimos con distintos grupos que poseen grandes capacidades y nos ofrecen la excelente oportunidad de aprender juntos, aportando experiencias y aptitudes obtenidas en diferentes momentos históricos.

Es una oportunidad de relevo generacional promisoria, y los líderes de más edad deberán estimular la creatividad y velocidad de estas generaciones cargadas de talento, sin trabar su flujo creativo y acompañándolos para atravesar etapas de desánimo cuando los obstáculos aparezcan. Las nuevas generaciones, junto a sus muchas capacidades, poseen una frecuente fragilidad. Las generaciones anteriores suelen contar con una mayor robustez para enfrentar obstáculos.

Para los que tenemos más años, mi consejo es que conversemos de igual a igual con estos talentosos jóvenes que, utilizando otras formas, impulsan revoluciones en todas las áreas. Esta unión de talentos y experiencia será para ellos la mejor manera de equilibrar la virtualidad con una realidad que por mucho tiempo requerirá de voluntad y empeño sostenido para ser modificada.

Quien tenga la responsabilidad de conducir estos grupos reduciendo las naturales fricciones de la convivencia generacional, tendrá en sus manos la posibilidad de lograr conquistas que ni siquiera logramos imaginar.

Personalmente, me fascina la sensación de plasticidad que trae la convivencia con generaciones tan diversas.

Hasta la semana próxima!

El líder y el pintor

Fotografía por Ricardo Viana

Mi madre era dibujante y pintora. Nacida en Rosario en 1921, fue la única mujer aceptada por la Universidad de Bellas Artes de su ciudad natal, en épocas en que ellas eran objeto de fuerte discriminación para acceder a estudios universitarios, especialmente en carreras que socialmente se consideraban poco dignas para una mujer de buena familia y costumbres.

Su decisión y el apoyo de su padre hicieron posible que ingresara y lograra terminar los estudios.

Desde niño me gustaba mucho observarla en su atelier, retratando personajes diversos, con frecuencia mendigos que contrataba en la calle; ponía especial cuidado en ser fiel a las duras o variadas marcas que denotaban sus caras curtidas.

Mi madre trataba muy bien a esos modelos vivos: los alimentaba, dialogaba con ellos para tratar de conocerlos y, según me decía, “colocar en sus pinturas no solamente lo externo sino también algo de sus experiencias de vida”.

Cuando recuerdo esto, y especialmente el proceso previo de disponer los colores en su paleta, lo asocio con la preparación de la persona en cualquier actividad en la que desee avanzar y conquistar buenos resultados.

Los líderes, especialmente, se construyen mediante experiencias surgidas del acierto y el error. Para lograr liderar personas debemos conocerlas, y ese conocimiento surge de nuestras propias experiencias de vida.

Por ello, así como el pintor que cuenta con una paleta de muchas tonalidades podrá expresar en la tela variadas combinaciones y generar mejores resultados, el buen líder que amplía su mundo podrá acumular más experiencias para comprender a sus equipos. Logrará conducirlos utilizando diversos matices en su relación con ellos, tal como el artista suma gamas y tonalidades para llegar a la imagen final.

Liderar es un arte, tan complejo y cambiante como la pintura. Sujeto a las distintas tendencias sociales que van ocurriendo y a los cambios de emociones en las personas, de la misma forma en que constantemente cambian la luz o la sombra para el artista.

Sabemos que cada persona es un individuo singular y complejo al cual debemos comprender y conocer para ayudar a que desarrolle sus talentos y los sume al equipo que integra.

Así como el artista, mediante trazos firmes, va logrando aproximarse a la imagen más cercana a la realidad que observa o imagina, el líder debe lograr que su equipo comparta sus sueños y lo acompañe en el rumbo que su experiencia le indica como favorable en ese momento.

Para incrementar nuestro bagaje de experiencias tendremos que ampliar las fronteras de nuestro mundo en el trabajo. Implementar cosas creativas, como por ejemplo pasar un tiempo en la empresa de un cliente y conocer sus necesidades. Acercarnos a los líderes con más experiencia, integrar equipos multidisciplinarios, escuchar a los más antiguos y conversar con aquellos que ya se retiraron de la actividad y serán generosos por no estar ligados a intereses particulares. Conocer las necesidades y dificultades de los otros departamentos, encontrar un Mentor, liderar emprendimientos de cualquier tipo para desarrollar la capacidad de conducir, desde organizar una fiesta familiar o integrar grupos solidarios, hasta asumir la responsabilidad de un gran proyecto. Además, extender el aprendizaje a lo externo, viajando más, estudiando idiomas para comunicarnos mejor, leyendo mucho, ampliando nuestra cultura general (teatro, cine, museos, etc). Es fundamental mantener el cuerpo en buena forma cuidando la alimentación, practicando actividad física inteligente con disciplina, entrenando técnicas de concentración y meditación con miras al autoconocimiento.

En todas estas actividades conoceremos personas diversas y pasaremos por experiencias que enriquecerán nuestra capacidad de liderar grupos y tomar decisiones creativas.

Así como muchos pintan y pocos son artistas, observo a gran cantidad de personas que dirigen grupos, pero no son tantos los que verdaderamente lideran, como consecuencia de sus estrechos mundos personales.

Hasta la semana próxima.

Surfear sobre la ola de los grandes cambios

Foto por Andy Beales

No hace mucho tiempo, todavía se asociaba seguridad con empleo. En mi época de estudiante, los padres de mis compañeros les recomendaban terminar sus estudios secundarios, entrar en alguna empresa sólida y hacer carrera. La otra opción era obtener un empleo en el sector público, donde las vacantes solían  pasar de padres a hijos.

Tal vez porque mi padre era un emprendedor y mi madre una artista, me transmitieron otros mensajes y ejemplos.

En general, aquellos que lograban alcanzar ciclos terciarios o universitarios, también lo hacían mirando hacia un futuro promisorio generado por la estabilidad del empleo.

No es necesario explicar que no existe empleo seguro y que se trata de una proyección fantasiosa de estabilidad generada en caducos paradigmas culturales. La realidad va mostrando la fragilidad de esta creencia de seguridad, que va siendo reemplazada por nuevas tendencias y expectativas sociales.

Palabras tales como start-ups, emprendedorismo o inversores ángeles expresan ideas que ya predominan en el mercado y buscan hacer que los procesos complicados sean más fáciles de realizar. Son emprendimientos generados por mentalidades y personas más libres, que se enfocan en diferentes temas y usos. Generalmente, el espíritu de esas empresas está asociado a la innovación, al desarrollo de tecnologías, al medio ambiente, al diseño o desarrollo web.

Están presentes la valoración de la diversidad étnica, cultural y sexual y el culto a lo diferente en gustos y tendencias. Se busca globalizar el conocimiento y su constante intercambio, como forma de ampliarlo.

En este formato de trabajo es preciso fortalecer a los equipos y que los líderes estén más próximos a sus liderados. Hay constantes intercambios de roles y se entiende a las personas como seres integrales con necesidades diversas que deben ser atendidas. Se comparten responsabilidades y logros. Los comités son reemplazados por encargados de tareas que buscan sus colaboradores estableciendo relaciones más horizontales y flexibles.

Paralelamente, como consecuencia de la reacción que produce la acción, sectores sociales temerosos al proceso que avanza con notable velocidad, intentan oponerse de distintas maneras, demorándolo y trabajando para dividir e impedir.

En su libro Crear o morir, Andrés Oppenheimer entrevista a Vivek Wadhwa, Vicepresidente de Innovación de Singularity University en Silicon Valley. Ante la  pregunta ¿cuál es el secreto de este lugar?, la respuesta es clara: la gente. Silicon Valley no tiene que ver con el gobierno, ni con la política, ni con incentivos económicos, ni con parques científicos que requieren grandes sumas de dinero y no sirven para nada. El secreto es la unión de personas que se integra en la diversidad para compartir talentos y desarrollar la creatividad.

Siento que estamos parados en una tabla de surf, empujados por una ola de grandes cambios. El antiguo concepto de empleo seguro ya no nos sirve. La actualización y la capacidad de adaptación serán necesidades primordiales.

Es sabido que ya existen tecnologías que revolucionarán el mercado y modificarán las líneas de producción, que están siendo demoradas por el simple motivo de que no se sabe cómo reducir el impacto sobre grandes cantidades de personas ocupadas en producir bienes y servicios, que podrían ser reemplazadas por tecnologías más baratas y seguras. Por ejemplo, vehículos ya probados que no requieren de conductores, con computadoras que reemplazarían a los actuales choferes. Las impresoras 3D multi-materiales que en breve permitirán construir productos a bajo costo y directamente, desde el dueño de la patente al consumidor. Existen muchos ejemplos de tecnologías que comenzarán a ingresar al mercado generando inevitables adaptaciones para las cuales debemos estar preparados.

Mi sensación es muy positiva y refuerza mi optimista expectativa hacia oportunidades de cambio profundas en una sociedad que, naturalmente, tiende a evolucionar hacia una vida más libre, creativa y humana. Sin embargo surgirán los representantes del “lado oscuro de la fuerza”, como en la saga Star Wars, que prefieren los muros a los puentes.

¡Hasta la próxima semana!

 

 

 

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