Autor: edgardo (Página 24 de 29)

El maravilloso zumbido…

 

zumbido

Desde niño comencé a percibir una especie de zumbido que no comprendía. Fui reconociendo que se presentaba con más intensidad cuando estaba entusiasmado con algo que quería realizar o emprender.

Era algo raro. No lograba definirlo con claridad, porque no era un sonido externo que podían escuchar mis oídos. Era una sensación interna, con diferentes niveles de intensidad de acuerdo al grado de entusiasmo que yo poseía.

No sentía temor o incomodidad cuando este zumbido aparecía; al contrario, me atraía, despertaba en mí la curiosidad y lo tomaba como un anuncio de algo positivo. Sin embargo, quería saber más sobre esa sensación que me acompañaba.

Cuando tenía aproximadamente ocho años, mi abuelo me llevó a la estación de trenes Rosario Norte a ver llegar y partir esos colosos de hierro y vapor. Allí estaban, ruidosos y humeantes como toros de lidia enfrentando al torero en una siniestra corrida. Desde mi perspectiva de niño adquirían una dimensión que me emocionaba profundamente. Tal vez por eso, nunca olvido esos paseos por la estación y las recurrentes explicaciones de mi abuelo Agustín que, a pesar de su paciencia, no alcanzaban para satisfacer mi curiosidad.

Y fue en esa observación cuando comprendí que la locomotora (en aquellos años a vapor) comenzaba a acumular energía hasta que fuera suficiente para mover las toneladas de peso de los vagones que arrastraba. Al ir aumentando esa energía, la máquina vibraba generando un zumbido creciente, hasta que el maquinista soltaba los frenos y el tren iniciaba su marcha.

Por primera vez empecé a tener parámetros para entender que lo que yo sentía era un fuerte entusiasmo. Un proceso surgido de la motivación y el deseo de conquista, que a su vez generaban energía para moverme hacia mi objetivo.

Hoy administro mucho mejor esa fuerza anímica que me empuja hacia la meta que deseo alcanzar. Aprendí por medio del uso de las técnicas y conceptos que nos proporciona DeRose Method que, si logramos concentrarnos en el objetivo y lo condimentamos con compromiso y convicción, nuestra fuerza se intensifica en forma inconmensurable.

Los años continuaron pasando y el zumbido sigue. Eso me alegra poderosamente, porque me hace saber que los entusiasmos están vivos y actuantes. Estoy seguro de que en vos, que estás leyendo, también hay zumbidos ligados a deseos positivos.

Mi consejo es que los dejes crecer para que se intensifiquen y generen la construcción de tus sueños más anhelados. Y cuando sientas ese hermoso zumbido que precede la acción, soltá los frenos y comenzá a andar. Si lo logramos, habrá muchos zumbidos que se unirán en un gran bramido que moverá a otros, disolverá paradigmas y será generador de construcciones liberadoras y personas más felices.

Hasta la semana próxima…

 

Escribir es trascender límites.

bici voladora

Tal vez algún lector se pregunte por qué resolví hacer esto y cuál es el motivo para escribir especialmente los domingos, el día establecido para el descanso.

El principal motivo de este texto es compartir la respuesta a esa pregunta que me realizo repetidas veces, especialmente cuando sentado frente a la computadora no consigo que las musas inspiradoras lleguen en mi ayuda, y en su reemplazo aparecen los estresores.

La decisión de escribir cada domingo constituye un recurso muy útil para establecer rutinas, generar hábitos positivos que con el tiempo serán generadores de nuevas capacidades. Los hábitos se alimentan con una energía muy poderosa que es la voluntad, potenciada por el compromiso asumido con uno mismo y el fin determinado.

Otro de los motivos es trascender límites: al escribir comienzo a salir de las rutinas ordinarias de la vida cotidiana. Primero hay que redondear la idea, darle forma hasta que, logrado esto, al comenzar a hacer marcas en un papel o ahora en la pantalla de mi computadora, plenamente concentrado percibo que estoy entrando en un estado de integración, conmigo y con los demás.

Estoy compartiendo una idea, un pensamiento, una opinión con todos aquellos que se interesen en leerlo. A su vez, esta reflexión o pensamiento será un estímulo para generar nuevas asociaciones que serán compartidas con otros, y así de manera incalculable se generará una red creciente de pensamientos asociados.

No significa que mis escritos sean de gran importancia, pero son mis análisis o reflexiones, casi siempre empíricas. Puede ser que algunos lectores las compartan, otros piensen de otra forma, algunos las distruten y otros las critiquen, pero de una u otra manera nos permitirán enriquecernos por la simple tarea de pensar y sentir en consecuencia. Es abrir una puerta, es comunicarse, es enseñar algo y compartir mucho de lo que cada uno es.

Me gusta escribir, me causa placer porque constituye una agradable sensación de unión ilimitada. Y, como nos dice el escritor DeRose, la fuerza está en la Unión, en la desunión, la flaqueza.

Hasta la próxima semana.

¿Imágenes versus palabras?

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Existen expresiones diversas que empiezan a ser repetidas y cobran la dimensión de verdades irrefutables. Esta es una de ellas: una imagen vale más que mil palabras.

Analizándola me doy cuenta que no es tan determinante ni constituye la definición de una realidad única. Claro está que en la era de la comunicación y la velocidad, las imágenes se están imponiendo por varios goles contra las palabras. El equipo de las palabras cada vez posee menos jugadores talentosos y por falta de entrenamiento se van empobreciendo gradualmente.

Tonto sería si negara el enorme valor de las imágenes, que ilustran de una manera especial nuestra existencia y son profundamente reveladoras, sin embargo y posiblemente por una nostalgia personal, recuerdo con añoranza la hermosa fantasía que generaba mi abuela Eleonora cuando se sentaba en su silla de patas bajas, en su patio de macetas y malvones para verter palabras. Con mis amiguitos la rodeábamos ansiosos para escuchar sus interminables cuentos que nos conducían a esos mundos imaginarios y bellamente ilustrados con las imágenes surgidas de nuestras propias fantasías. Mundos a los cuales regreso de tanto en tanto.

No estoy apuntando en dirección al valor intrínseco de las palabras como discurseaba con gracia particular el Negro Fontanarrosa al exponer su opinión sobre buenas y malas palabras. No estoy afirmando ni negando nada. Estoy intentando estimular el uso del lenguaje en su mayor amplitud, a fin de enriquecerlo y que no perdamos nunca ese don tan humano y maravilloso.

La Biblia señala que “primero fue el verbo” asignándole un gran valor a la palabra. También con su talento poético Pablo Neruda nos dice «aún la atmósfera tiembla con la primera palabra, elaborada con pánico y gemido».

Soy de la costumbre de escribir, leer, y escuchar palabras. De sentir desde ellas, de poder recibirlas y descifrarlas como si frotáramos una lámpara mágica de la cual brotan imágenes diversas.

Que vivan las imágenes que con tanto efecto nos tocan en lo profundo, pero nunca en desmedro de las palabras que nos conducen al bello mundo de la comunicación sentida y humana.

Hasta la semana próxima.

Tolerancia, una virtud necesaria

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Es habitual creer que la persona tolerante, tolera todo. Que es una especie de actitud pasiva. Sin embargo, no se debe confundir la tolerancia con la indiferencia o la simple complicidad. Lo mismo ocurre con supuestos tolerantes que pretenden obligar a los otros a soportar cosas que los dañan, mientras ellos egoístamente solamente observan.

La verdadera tolerancia es la que ejercemos con relación a nosotros mismos, y no pretendiendo que otros toleren lo que no sufrimos.

Por lo tanto esta virtud se halla limitada por la verdad. Por ejemplo: un matemático que comete un error en un cálculo no necesita tolerancia, dado que es comprobable el error. En cambio, una creencia religiosa requiere tolerancia por parte de los que no creen en ella, por la simple razón de que no es comprobable. Lo que es verdad por cuestión de fe para unos, es incomprobable y por lo tanto no creíble para otros. Recordemos el pensamiento del escritor DeRose: “la realidad es una cuestión de óptica”.

En la diferencia es donde el concepto de ser tolerantes adquiere la verdadera dimensión virtuosa, porque es una actitud más elevada que acerca y permite la convivencia de personas con distintos puntos de vista. En estos casos el más beneficiado es el que decide ser tolerante: dará un gran paso hacia su humanidad y evolución.

En el Método DeRose, la formación profesional es una de las tareas más importantes. Entre los conceptos que se transmiten, la tolerancia ocupa un lugar destacado. Es una modalidad que respeta todas las diversidades dentro de límites éticos que consideramos importantes preservar. Este molde es formativo y no punitivo, dado que lo que se transmite es una convivencia con respeto, sin adoctrinar, con reflexión y que será aceptada por aquellos que ya vibran en sintonía con la propuesta, preservando el más absoluto clima de libertad individual.

Revalorizando el compromiso y la acción efectiva, vuelvo a dejar de manifiesto que en ningún caso esta tolerancia debe ser entendida como pasividad o indiferencia.

Alain definía la tolerancia como “un tipo de sabiduría que triunfa sobre el fanatismo, ese temible amor a la verdad”.

Esta propuesta de tolerancia se inserta como un oasis en una sociedad compleja que enfrenta una situación de ajuste y cambio. Encontramos grandes avances en la conquista de libertades individuales y en forma diametralmente opuesta observamos con pena a grupos que desean imponer costumbres y modos de vida restrictivos, llegando a utilizar la violencia desmedida, ligados a sentimientos fanáticos por creencias religiosas poco comprobables o políticas desactualizadas que ya no se ajustan a las necesidades de la sociedad actual.

¿Qué podemos hacer individualmente? Como en todo, si queremos un cambio debemos empezar por nosotros mismos. Antes de pedir tolerancia a otros, incorporemos otro paradigma: tratemos de entender imaginando ser el otro por un instante. Seguramente esta actitud será beneficiosa y marcará el inicio de una comprensión posible y la incorporación de una virtud necesaria que enaltece y se transforma en una cuota de sabiduría accesible.

Hasta la semana próxima.

 

Vivir es hacer…

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Me especializo en enseñar a conquistar alta performance y calidad de vida. Para lograrlo utilizo DeRose Method, un sistema que nos brinda un entramado de técnicas y conceptos muy valiosos. Las técnicas permiten generar mucha vitalidad y los conceptos, al incorporarlos, proporcionan formas inteligentes de relacionarse mejor con el mundo que habitamos. Aprendemos a valorar y mejorar las relaciones humanas y a evitar conflictos innecesarios, basados generalmente en emocionalidades exacerbadas.

Los resultados son efectivos y rápidamente comprobables. Constituye un proceso básicamente empírico, que nos conecta con el aprender haciendo y no teorizando.

Sin embargo, percibo en los comentarios y consultas de los alumnos y participantes un exagerado temor frente a la toma de decisiones. Esto se repite en las ciudades y países que visito, independientemente de las costumbres o identidades culturales

Es un miedo, muchas veces exagerado a introducir cambios, modificar condicionamientos o paradigmas. Con frecuencia hay un deseo de cambio de profesión o empleo para emprender un proyecto nuevo y en forma autónoma; ese deseo se apoya en el cansancio generado por la rutina agobiante de un trabajo poco motivador y en ese momento aparece el freno del temor.

Preferentemente sugiero modificaciones graduales y progresivas, tratando de reducir las probables crisis que pueda generar un cambio brusco. Lo ideal, si se puede, es prepararse, crear alternativas para que la incorporación del nuevo paradigma sea efectiva, agradable y con poco estrés.

Pero, atención: que el temor no impida moverse, cambiar, crecer, superarse para conquistar lo deseado. Si el proceso de cambio se extiende por mucho tiempo, el objetivo nos parecerá cada vez más inalcanzable.

Precisamos atender nuestras necesidades, construir nuestra historia, elegir lo que nos gratifica. Puedo decir por experiencia que es la mejor brisa de aire fresco para avivar la autoestima.

Animate, quemá los navíos, inspirate en aquellos que ya llegaron al lugar que deseás alcanzar. Relacionate con personas positivas y deseosas de superarse. No pierdas un solo minuto, invertí en vos mismo, fortalecé tu cuerpo y como consecuencia fortalecerás tu voluntad y la capacidad de tomar decisiones.

Consejo: al finalizar esta lectura tomá una hoja en blanco y escribí tu meta, tu deseo secreto, aquello que cambiaría tu vida y te haría más libre y feliz. Planificá las acciones necesarias para lograrlo y empezá ya a construirlo. Ahora mismo. Mentalizá con riqueza de detalles lo que querés lograr. Que sea tu idea fija.

Y principalmente, no sobrevalores los consejeros que hablan mucho y logran poco. Escuchá atentamente lo que te dicen tu corazón y tu intuición.

Hasta la próxima semana.

Intuición, una capacidad olvidada

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En la actualidad estamos sobrecargados de información. Ya no hay tiempo para analizar la cascada de datos y noticias que nos llega por distintas vías. Considerando únicamente lo que recibimos por medio de los teléfonos llamados inteligentes, necesitaríamos invertir muchas horas para ver o escuchar todo.

Como falta el tiempo, recurrimos a la superficialidad. Es así como incorporamos datos bursátiles, análisis políticos o el casamiento de un integrante de la farándula como si tuvieran el mismo grado de importancia.

Esto fortalece nuestras decisiones o simplemente nos aturde; me inclino a pensar en la segunda opción como resultado para la mayoría de las personas.

Lo más complicado es que esta saturación de informaciones diversas trae dispersión y la sensación de que sabemos más. Que tenemos más recursos a la hora de tomar decisiones acertadas.

En lo personal valoro la información, pero siempre aplico el axioma que suele utilizar el escritor DeRose: “¡no crea…!” Lacónico y extraordinariamente útil para la vida práctica y la construcción de una vida propia.

Actualmente se analiza todo, en forma exagerada, teorizando en general sobre los hechos ya ocurridos. Esta mecánica nos aleja cada vez más de una capacidad propia del ser humano: el desarrollo y uso de la intuición para la toma de decisiones rápidas y con sentido práctico.

Hay una excesiva credulidad en el análisis del especialista. Una excesiva confianza en el conocimiento teórico.

Al fin de cuentas yo estoy aquí porque, hace miles de años, alguno de mis antecesores tomó una rápida decisión cuando iba a ser atacado por un tigre hambriento. No se detuvo a pensar y realizar un análisis de las probabilidades. Simplemente decidió algo, tal vez luchar o huir… Los Emprendedores en la actualidad saben de eso, prueban, intentan, confían más que otros en sus propios instintos y en su capacidad intuicional. Se equivocan muchas veces, pero cuando aciertan nos brindan un conocimiento nuevo y favorecen la evolución.

Como nos sugieren los estudiosos del fenómeno denominado el cisne negro, tenemos una fuerte tendencia a justificar los hechos que nos sorprenden haciéndolos predecibles en forma retrospectiva. Sería más natural fortalecernos y desarrollar la capacidad de adaptación inmediata ante lo que nos impacte, sabiendo que existen muchos episodios en nuestra vida que no sabemos que ocurrirán. La historia nos muestra una gran cantidad de hechos que parecía imposible que ocurriesen, que nadie los imaginó y que causaron un fuerte impacto modificando la vida de miles de personas.

La intuición es una capacidad que está como una herramienta disponible para ser usada. La práctica de la técnica de meditación es la más efectiva de esas herramientas, pero es común que esté herrumbrada y olvidada por falta de uso. Lo bueno es que existen mecanismos técnicos para ponerla en uso y a nuestro favor. Vale la pena.

Hasta la semana próxima.

Información y conocimiento

perdido

Es una fría mañana de invierno en mi querida Buenos Aires. Comienzo el día cumpliendo con varios trámites de esos que uno va dejando hasta la última fecha, por tratarse de obligaciones burocráticas poco agradables.

El frío y la garúa persistente me ayudan a decidir por la opción de un taxi. Elijo uno entre la gran cantidad que circulan lentamente, atentos a “pescar” un pasajero.

Al subir, ya percibo que el destino me brinda un conductor parlanchín y que sabe de todos los temas. Verborrágico y ansioso, desde que inicia el viaje me satura con opiniones sobre diversos asuntos, que indudablemente saltan en su cabeza como una fiesta de pochoclo en plena cocción…

En cada cuadra cambia el tema: va oscilando en análisis varios de política, deporte, economía, y hasta en un momento dado se atreve a predecir qué inversiones serán más rentables para los próximos años.

Como fondo de esta especie de enciclopedia humana, la radio dispara noticias y opiniones variadas. Una especie de eco que acompaña a mi amigo conductor.

Saturado, decido bajar del taxi y caminar unas cuadras para despejarme, dar descanso a mis oídos y aquietar mis pensamientos. Al caminar, comienzo a reflexionar sobre la importancia de saber elegir lo que deseamos incorporar, porque estamos bombardeados con toneladas de información, no siempre veraz y casi siempre tendenciosa.

Es notable cómo la excesiva información es un impedimento para el conocimiento. Escuchamos, repetimos con énfasis informaciones de cuya veracidad no podemos tener certeza y, lo que es peor, terminamos asimilándolas y defendiéndolas como si fueran auténticas. Pareciera muy vigente el paradigma de no poder decir un simple no sé.

El peligro adicional está en la jerarquía del informante. Seguramente, si el conductor del taxi nos sugiere comprar acciones, será fácil no hacerle caso. Pero si la misma indicación proviene de un supuesto experto, nos inducirá a pensar en ello. ¿Por qué? Simplemente porque creemos en el saber del probable experto. Una especie de dictadura del conocimiento.

Seleccionemos, analicemos con cuidado y tengamos presente que lo más valioso es el conocimiento que surge de la experiencia empírica. Tengamos cuidado con las predicciones o fórmulas mágicas surgidas desde la exclusiva teoría. El mayor problema de los expertos es que no saben qué es lo que no saben. Tampoco podemos ignorar el autoengaño que nos produce la saturación de noticias. Estar colmados de información no es sinónimo de sabiduría.

Hay algunas profesiones en las que uno sabe más que los expertos, que son personas por cuyas opiniones pagamos. A veces, ellos deberían pagarnos por escucharlas.

Para finalizar: no me opongo a la información, ni a ser asesorado por buenos profesionales; simplemente alerto para que, después de evaluar, tomemos nuestras propias decisiones. Como nos recomendaba el célebre Steve Jobs: no dejes que la opinión de los demás acalle lo que te dicen tu corazón y tu intuición.

Hasta la próxima.

Mentoring, una relación inspiradora.

mentoring

Podríamos decir que mentoring es una relación entre uno que enseña y otro que aprende. Es positivamente asimétrica, en virtud de que una de las dos partes tiene mayor conocimiento y transmite a la otra parte que sabe menos,  recibe y asimila.

Lo positivo es que en esta relación los dos salen beneficiados porque se construye un círculo virtuoso de aprendizaje.

En ese vínculo, se genera un intercambio que despierta el crecimiento del que aprende y la reflexión constante en el que enseña. Al transmitir irá revisando y creando constantes conexiones con nuevas interpretaciones de los temas abordados, estableciendo una plasticidad neuronal positiva y abordando creativamente el mismo tema en diversas formas.

Se intercambian recursos, habilidades, valores, perspectivas, conocimientos, comportamientos y principalmente se analizan proyectos, metas y situaciones específicas.

Esta relación, en el sistema DeRose, es inspiradora y constituye una acción didáctica, de tipo formativo y no meramente informativa. Podríamos decir que rescata la inspiradora figura del mentor tan presente en las antiguas escuelas iniciáticas de filosofías.

En muchas oportunidades el mentor enfrenta al alumno a sus propias dificultades o paradigmas, para que se decida a superar sus limitaciones.

Así lo expresa Padme en Star Wars: Todos los mentores tienen la capacidad de ver más de nuestras faltas de lo que nos gustaría. Sólo así aprendemos.

Es una relación más profunda y amplia que la establecida con el coach, limitada a un conocimiento específico.

El mentor actúa como una lente que nos ayuda a observar las cosas desde otra perspectiva, tomando decisiones en consecuencia. Frecuentemente utiliza dos criterios perfectamente balanceados: transgresión y trascendencia.

Es un orientador que ayuda a su discípulo, sin paternalismo, a crecer con autosuficiencia en las áreas que lo requieran, y lo orienta (si es necesario) para que busque profesionales que lo acompañen en ese crecimiento.

El mentor es fundamental en nuestra formación: nos impulsa a seguir avanzando, a superar una a una las dificultades, aprendiendo de cada experiencia e incorporando esta nueva capacidad.

Hasta la próxima semana

 

El lenguaje de las manos

manos-dios-y-adan-capilla-sixtinaCuando nos encontramos con otra persona surge el gesto inmediato de extender el brazo y saludarnos tomándonos las manos. Ese saludo significa que le estamos brindando al otro algo de mucho valor, algo que ambos consideramos de suma importancia, y lo simbolizamos entregándole, una mano.

Las manos fueron fundamentales en la historia humana. El tamaño y la complejidad del cerebro se deben en gran parte, a la actividad desarrollada con las manos en los primeros períodos de la evolución, en los cuales tuvo un importante papel el dedo pulgar oponente. Permitió al hombre tomar objetos con facilidad y fabricar herramientas complejas, estimulando la creación de muchas interconexiones nerviosas, lo cual a su vez desencadenó otras actividades de mayor dificultad.

Otros cambios evolutivos permitieron a nuestros antecesores conquistar la posición erecta y mantener las manos libres para crear elementos variados y sin saberlo seguir estimulando asociaciones nerviosas que lo hicieron distinguirse entre otras especies.

La gran paradoja de la mano humana es que consiguió generar obras de arte extraordinarias y también ha permitido activar la bomba atómica de Hiroshima. La fuerza creativa o destructiva que está en ella es inconmensurable.

La gran estrella de los cinco dedos de la mano humana es, sin dudas, el pulgar. Sin pulgar según los antropólogos la mano retrocede sesenta millones de años en la evolución. Era el pulgar oponible lo que proporcionaba al hombre la facultad de tallar las herramientas de piedra, industria doméstica de la que recibió el nombre de Homo Habilis.

Y es la mano la que mediante un ensayado trazo estampa la firma que da validez y autenticidad a un documento. No olvidemos que las huellas dactilares son únicas, singulares y transportan la identidad en forma precisa. A su vez los quirománticos dicen que en las manos humanas se encuentran grabados el pasado, el futuro y las características propias de cada uno.

Y son las manos que pueden brindarnos la más maravillosa e inolvidable experiencia sensual, como tan genialmente nos regala la película El amante, dirigida por Jean-Jacques Annaud y basada en la novela de Marguerite Duras. La escena nos comparte un diálogo de manos que se entrelazan con la fuerza de la pasión y la sutileza de un amor sin palabras. https://youtu.be/R9DhqISVFiU

Y la articulación más pequeña de mi mano, avergüenza a las máquinas… nos decía con razón Walt Whitman en Hojas de Hierba.

Por ello, así como la palabra, las manos son las herramientas para un lenguaje gestual valioso, antiguo y que nos conecta con áreas muy profundas de nuestra identidad.

Más allá de todo lo dicho, qué felices somos cuando encontramos una mano amiga. La mía está siempre extendida.

Hasta la semana próxima.

 

 

 

 

Relexión sobre la oreja….

untitledBostezo, palpo mis orejas y me pregunto… ¿de donde venimos? ¿Será nuestra matriz una oreja?

Porque si la Biblia nos dice que… primero fue el verbo… ese sonido tiene que haber sido escuchado, y para escuchar ese sonido germen debería haber habido un primer oído enmarcado en esa bandeja cartilaginosa llamada oreja.

«Aún la atmósfera tiembla con la primera palabra, elaborada con pánico y gemido» nos dice con su talento poético Pablo Neruda.

En el principio era el verbo y tuvo que haber un oído que lo oyera, de modo que el oído fue uno de los receptáculos del aliento de la vida.

El Hinduismo, plantea la creación desde un sonido primordial, matriz de todo lo manifestado, cuerpo sonoro del absoluto que vibró e hizo vibrar y la existencia se manifestó.

¿Deberemos rendir mayores honores a partir de ahora a nuestras queridas orejas?

En algunos relatos religiosos un rayo de luz procedente del cielo penetra en el oído de María, sexo auditivo mediante el cual ella concibe el Logos, el Verbo.

Y me digo, ¿será por ello que las orejas son una zona tan erógena que responde tan fácilmente al toque o al roce de los labios? ¿Será por estar tan ligadas a la vida? ¿A la génesis de la cual procedemos?

Tal vez…

Hasta la próxima semana!

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