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El ser humano se encuentra perturbado en su equilibrio biológico por sus costumbres de vida y por la invasión química del medio que lo rodea y que no cesa de crecer.

Esto es consecuencia del progreso y debemos asumir sus consecuencias.

Randall Fitzgerald, en su libro Cien años de mentira, nos informa que en los EEUU más de 3000 substancias químicas sintéticas son adicionadas a los productos alimenticios y ninguna de ellas fue testeada con relación a su potencial sinérgico (interactivo) con otras substancias y la capacidad de producir toxinas en el organismo. Esto se extiende a cosméticos, productos de limpieza y muchos otros.

Si a esto le sumamos la contaminación ambiental, la polución del aire y de las aguas, las cuales sufren un deterioro progresivo alarmante, pareciera ser que estamos ante un cuadro que podría generar una profunda desazón.

Sin embargo, tenemos que tomar actitudes positivas e inteligentes para actuar en consecuencia. Con relación a la selectividad de alimentos dar prioridad a los menos procesados y principalmente orgánicos. Al elegir frutas y verduras demos prioridad a las de estación, las cuales tienen mayor cantidad de nutrientes por haber estado menos tiempo en depósitos o cámaras frigoríficas.

Eliminar las carnes y sus derivados, en virtud de que constituyen la mayor fuente de toxinas, además de las hormonas, antibióticos y drogas diversas que llegan a nuestros platos. Esto sin considerar cuestiones de sensibilidad y sentido común. Como alguna vez expresó Kafka un día que su mirada se posó en unos peces del acuario de Berlín: “Ahora al menos puedo mirarlos en paz, ya no me los como”.

Y en esta incorporación de hábitos saludables es recomendable la utilización de técnicas de limpieza orgánica, las cuales ya eran utilizadas por antiguas culturas para estimular el funcionamiento de los emuntorios o sistemas de eliminación que posee nuestro organismo.

El Método DeROSE utiliza técnicas milenarias simples y efectivas, para fortalecer la capacidad inmunológica, recuperando la energía que habitualmente gastamos en la lucha constante del cuerpo contra los agentes que nos intoxican.

¡Hasta la próxima semana!