concentrado

¿Alguna vez pensaste en la posibilidad de tener más conocimiento sobre algún tema, sin recurrir a la intelectualidad o incluso sin efectuar una prueba previa sobre algo?

Por ejemplo: imaginemos que alguien te propone hacer una torta de cumpleaños utilizando como principales ingredientes hígado de pollo, cebolla cruda y abundante crema chantillí. ¿Avanzarías en la elaboración o desecharías rápidamente la idea? Seguramente tomarías la segunda opción, sin necesidad de experimentarlo.

Esto evidencia que alguna capacidad intuitiva nos dice que la combinación de esos ingredientes no nos permitirá obtener un buen resultado.

En un caso así, sabemos sin necesidad de experimentar previamente. ¿Cómo funciona este fenómeno?

La ciencia nos explica que nuestra especie ha logrado desarrollar en el cerebro una corteza prefrontal que le permite al homo sapiens, desde hace miles de años, utilizar una especie de simulador o capacidad predictiva.

Así como existen simuladores de vuelo, poseemos un simulador de experiencias. Es una adaptación muy especial que en apariencia se habría desarrollado en los humanos en forma más importante que en otras especies. Una adaptación tan valiosa como el pulgar oponible, el bipedismo o el lenguaje.

Ocurre que ya sabemos que esos ingredientes no nos servirán para elaborar la torta esperada por todos. Sin embargo nunca experimentamos esa mezcla. Es simple: nuestro simulador se activa intuitivamente tomando conocimientos que se fueron transmitiendo de generación en generación. Ese saber acumulado puede ser de gran utilidad si logramos acceder a él y traerlo a la esfera consciente.

Existen herramientas que permiten acceder a ese estado de conciencia que amplía nuestra sabiduría y nos facilita la vida, llevándonos a un estado de autoconocimiento.

La principal de ellas se llama meditación. Tiene más de 5000 años de antigüedad y miles de seres humanos la experimentaron. Eso certifica su valor.

Hasta la próxima semana.