En la velocidad de la vida actual, a veces no nos detenemos a entender el proceso evolutivo del cual somos parte. Diversas teorías pretenden explicar cuál fue el secreto del homo sapiens para lograr prevalecer sobre neandertales, denisovanos y otros, de la misma especie. Si bien hace 50.000 años coexistían, esas otras variedades también consideradas homos fueron desapareciendo, y la que actualmente somos, sapiens-sapiens, se ha enorgullecido durante los últimos 10.000 años de ser la única especie humana y la más evolucionada del reino animal.
La sospecha que tienen los científicos al analizar el enorme tiempo que nos precede es que, al llegar los sapiens a una nueva localidad, la población nativa se extinguía.
En su libro Homo Deus, el escritor Yuval Harari se pregunta cuál fue el secreto de estos sapiens para imponerse y hasta sustituir a otras variedades de humanos que, en algunos casos, como los neandertales, eran más robustos, tenían un cerebro bien desarrollado y hasta estaban mejor adaptados a sus hábitats naturales.
Las claves para este avance sobre otros grupos fueron la riqueza y la flexibilidad de un lenguaje que permitió acumular y transmitir conocimiento, en combinación con la cooperación social, imprescindible para compensar la menor capacidad y fortaleza física.
Conociendo este proceso evolutivo y sus resultados, tenemos que preservar como valores fundamentales en todo grupo humano ⎼y, con más cuidado, si nos toca ocupar lugares de liderazgo y toma de decisiones⎼ la comunicación y la cooperación.
Por ello la administración de las personas debe ser la principal y fundamental ocupación de los líderes del grupo y, en un segundo nivel, la administración de lo demás.
Más allá de la distancia que nos separa de los tiempos en que nuestros antepasados fueron aprendiendo y cambiando para llegar al ser humano actual, este proceso evolutivo continúa, se acelera y nos desafía, sin pausa.
De la misma forma en que necesitamos actualizar nuestra PC o modelo de Smartphone, es imprescindible mejorar las capacidades humanas que modernicen este modelo antiguo, que funciona atado a viejos condicionamientos y emociones fácilmente perturbadoras.
Sabemos que la comunicación es fundamental. Sin embargo, ya no basta lo verbal: tenemos que desarrollar otras capacidades que están olvidadas o subestimadas. Otras formas de comunicación pueden utilizarse para alcanzar integración y empatía. Entre ellas, entrenar la intuición lineal y así adquirir otra perspectiva de los hechos, encontrar soluciones más nuevas, potenciando la creatividad y la adaptación.
Ser más flexibles y libres permite entendernos, aceptar las diferencias como factor de aprendizaje, y favorece mayor cooperación dentro del grupo. A partir de allí, tomar decisiones de manera refleja traerá un único resultado: más riqueza y calidad de vida.
¡Hasta la próxima semana!
Seguime