Foto por Roya Ann Miller

En general, todos queremos conquistar metas y resultados. Sabemos que, en nuestro actual mundo tan competitivo, para lograrlo es necesario alcanzar un estado de alta performance.

El primer punto es el descubrimiento y la aceptación de que debemos ejercitar nuestra fuerza de voluntad conscientemente. Esta fuerza se manifiesta de muchas formas: como un deseo de éxito que abarque todos los campos, con el sentimiento más definido de quiero hacerlo y lo haré, o motivados por el espíritu de compromiso a realizar aquello que consideramos de suma importancia para uno o para los otros.

Lo difícil es que esa intención no se acabe en el deseo y que pronto, otro nuevo deseo apague o sustituya el anterior y así pasemos el tiempo saltando de deseo en deseo, sin concretar nada y sufriendo después la sensación frustrante del fracaso o de la típica culpa.

La voluntad puede representarse como tenacidad, resolución o terquedad en la búsqueda de un logro personal. Yo considero que es un potencial que se activa mediante disciplina y entrenamiento. Es como la energía eléctrica que sabemos que está en el ambiente y debemos actuar sobre ella para generar luz o calor. Tratándose de la voluntad, para que funcione y sea una fuerza transformadora de simples deseos en realizaciones concretas, debemos entrenarnos.

Entrenada, será una potencia que nos ayudará a movilizar los poderes que poseemos y no siempre aprovechamos. Existen muchos aspectos que deben ser considerados para nuestro entrenamiento. Un cuerpo físico que necesita buena alimentación y energía para moverse como deseamos, un plano emocional que genera emociones, mente y pensamientos, intuición y otros aspectos más sutiles que son parte de nuestra complejidad estructural. Insisto, es necesario realizar entrenamientos integrales que unan todas las capacidades, alineándolas en la dirección deseada y con miras al autoconocimiento.

Comencemos con pequeñas metas y pequeños logros. Sin espasmos, de forma continua, reforzando la autoestima, venciendo los temores que en la mayoría de los casos están ligados a condicionamientos por fracasos anteriores o a influencia cultural.

Generar una mente firme y una actitud de confianza nos dará la posibilidad de ser seres libres, capaces de influir positivamente en nuestras vidas.

Recordemos siempre: lo que pensamos ya existe. El segundo paso es aplicar la frase del escritor DeRose: están los que se sientan y lloran y están los que se levantan y hacen.

¡Hasta la próxima semana!