Foto por: Ricardo Gómez Ángel

Tiempo atrás, encontrándome en compañía del escritor DeRose, una persona le preguntó a qué se dedicaba. Sin pensarlo demasiado, le respondió: trabajo con belleza…

Me causó sorpresa su respuesta, y me gustó mucho por su amplitud y sus alcances. Hoy recuerdo aquella situación, en momentos en que se habla más de ese concepto: trabajar en forma hermosa, además de con eficiencia.

Para el escritor Henri Beyle, más conocido por el seudónimo de Stendhal, la belleza es un concepto difícil de alcanzar, que constituye la promesa de lograr felicidad.

Para Tim Leberechet, disertante de TED talk, se espera “que la mitad de la fuerza de trabajo humana sea reemplazada por software y robots en los próximos veinte años. Muchos líderes de empresas lo celebran, como forma de ganar eficiencia y de evitar los problemas que generan los humanos en sus relaciones interpersonales. Por lo tanto, en la segunda era en la que avanzan las eficientes máquinas, para mantener nuestra humanidad, es necesario que tengamos viva esa llama de hacer las cosas con belleza, de forma hermosa.”

En busca de la eficiencia, creemos que debemos comportarnos como máquinas y dejar de lado valores y principios que se consideran prescindibles o innecesarios y, sin embargo, son la materia prima que construye las buenas relaciones humanas.

No siempre se percibe que al despreciar lo que se considera innecesario, se dificulta alcanzar los objetivos. Liderar con belleza significa elevarse por encima de lo meramente necesario.

Por ejemplo, cuando alguien se queja de su trabajo, casi siempre tiene que ver con cómo se siente en ese lugar. Y esta sensación suele estar ligada a las personas con las que comparte sus días y a las relaciones que establece con ellas. Estos vínculos nacen de cientos de variables de micro-interacciones cada día.

Por ello debemos generar proximidad y algo muy importante: mayor intimidad. Recordemos que toda relación está basada principalmente en esos pequeños gestos cotidianos y sinceros que le dan cercanía y belleza. No basta estar conectados, es necesario mayor compañerismo en relaciones presentes y cargadas de humanidad.

En la Fundación CARE, que realiza en la India un importante trabajo en cuestiones de género y de empoderamiento con niños y niñas, observaron una alta rotación en el personal integrante. Para contrarrestar esa tendencia, decidieron hacer un encuentro en el que participaran los treinta y seis miembros del equipo. La reunión se realizó en Khajuraho, un espacio que tuve la fortuna de conocer durante un viaje de estudio y que sorprende por sus templos y antiguas esculturas. Un marco muy apropiado para la tarea que realiza la fundación.

La propuesta era que cada participante contara al grupo sus experiencias personales sobre problemas de género. Y el hecho de compartir la vida, historias y experiencias generó un cambio tan importante, que desde ese encuentro y durante los siguientes cuatro años no se registró ni una sola salida de los integrantes del grupo. Había nacido una verdadera intimidad.

Ya seas líder o liderado, en cualquier organización o espacio en que hagas cosas con otras personas, empezá a prestar atención a los pequeños gestos y generá proximidad, procurando conocer al otro en toda su dimensión. Esto te acercará a mejores resultados y, como lo anunciaba DeRose, llegarás a ser un realizador de belleza.

Hasta la próxima semana.